Fez es la ciudad más antigua de Marruecos. Fundada en el año 790 por Idris I, fue corazón espiritual del Islam y la ciudad más importante de Marruecos. Junto con Meknes (que está a menos de una hora de Fez), Marrakech y Rabat, conforman las cuatro ciudades imperiales del Reino Alauí.
Este verano, entre julio y septiembre, te llevamos directo desde Canarias. ¡Adéntrate en su magia!
Fez, tres ciudades en una
La ciudad de Fez está dividida en tres zonas: Fes el-Jdid, donde encontraremos la judería y el Palacio Real; la ciudad nueva, donde están los cafés coloniales, y la Medina Fez-el Bali, la zona más antigua de la ciudad, rodeada por quince kilómetros de murallas.
¡Vamos a descubrirlas!
Medina Fez-el Bali
Medina significa ciudad antigua, y Fez-el Bali es ¡muy antigua!
A finales del siglo VIII se fundó esta ciudad rodeada de murallas en la que el tiempo se ha detenido. Nosotros nos vamos a adentrar en su magia y exotismo a través de su puerta más famosa, Bab Bou Jeloud, la icónica Puerta Azul.
La Medina Fez-el Bali ha sido designado por la Unesco como la zona peatonal más grande del mundo, con sus 9.000 callejones, por donde los coches no circulan y el transito de mercancías se realiza en burro, carruaje o moto. Un paraíso del regateo y del comercio.
Orientarse entre este mar de callejuelas es muy complicado, incluso para los locales, así que te recomendamos que contrates a un guía que te oriente y descubra sus secretos, o que fluyas y camines sin rumbo hasta que des con una de sus puertas de salida.
En sus calles encontraremos carniceros, curtidores, vendedores de alfombras, babuchas o especies, y muchos artesanos, ya que Fez es la capital de la artesanía de Marruecos. Su cerámica vidriada y sus azulejos teñidos de azul cobalto son emblema de esta ciudad. Llévate alguna artesanía de recuerdo.
A diferencia de otros destinos marroquíes, los vendedores de Fez sí se conforman con un “no”, cuando no deseamos seguir con el regateo, así que podrás preguntar por lo que te guste sin tanto apuro.
De entre todos sus callejones hay uno muy especial: la calle Arco Iris, tapizada de adoquines multicolores, que une las dos principales arterias de la Medina, Talaa es-Seghira y Taala el-Kebira.
Mucho más que tiendas
Dentro de sus murallas también encontraremos los monumentos más importantes de la ciudad, como la gran Madraza Bou Inania, destinada al estudio del Corán, o la Mezquita Karaoine, que fue la más grande de Marruecos hasta la inauguración de la de Hasan II en Casablanca y que conserva en su interior una de las bibliotecas más antiguas del mundo. La entrada está solo permitida para los musulmanes. Hasta 20.000 personas pueden rezar allí diariamente.
A lo largo de nuestro recorrido podremos refrescarnos en las típicas fuentes de azulejos de Fez, como la Fuente de Nejjarine, que es la más antigua de la ciudad. Junto a ella encontraremos el Museo Nejjarine de Arte y Artesanía de la Madera, que expone en su interior obras hechas con madera por los maestros artesanos de Fez. Su interior vale la pena una visita.
Los intrincados callejones de la Medina nos llevarán a otro de sus secretos mejor guardados. El olor nos avisará que ya estamos cerca. Habrá que preparar las hojas de hierbabuena para aspirarlas mientras nos acercamos a la Curtidería Chouwara. Allí contemplaremos el espectáculo de cómo se tiñen, de manera tradicional, los cueros de camello o cordero con los diferentes tintes naturales y excremento de pichón. Un espectáculo de color y olores, no aptos para personas sensibles a los olores fuertes.
Medina Fez el-Jdid
Teniendo en cuenta que Fez-el Bali se fundó en el año 790, podemos decir que Fez el-Jdid es la “ciudad moderna”, ya que se abrió 700 años después. En esta zona de la ciudad se ubica la judería o Mellah, uno de los rincones más peculiares por su arquitectura, y a sus puertas, el impresionante e inexpugnable Palacio Real.
Si nos adentramos en sus callejuelas encontraremos bazares alejados del trasiego turístico y uno de los rincones más emblemáticos: el cementerio hebreo, con sus tumbas pintadas de blanco.
Esta zona de Fez sorprende por sus balcones de madera abiertos hacia el exterior, que se diferencia de la arquitectura islámica en la que la apertura es siempre hacia adentro.
Del imponente Palacio Real nos quedaremos tan solo con la visión de sus inexpugnables murallas y sus siete puertas doradas, ya que está prohibido el acceso, pero vale la pena observarlas desde fuera.
La ciudad Nueva
La más joven de las zonas que componen Fez, fue fundada en 1920 por los franceses y su arquitectura es europea, con grandes avenidas y mucho tráfico. En esta zona se sitúan los grandes hoteles, bancos, tiendas y los cafés de estilo parisino heredados de la época colonial. Una zona menos atractiva para aquellos que buscan adentrarse en el exotismo marroquí.
Fuera de las murallas, las tumbas meriníes
Junto a la puerta Bab Guissa de la Medina vieja encontramos un promontorio en el que se sitúan las tumbas meriníes, mausoleos del siglo XIV creados para albergar los restos de los fundadores de Fez. Un lugar desde el que podemos contemplar las mejores vistas panorámicas de la Medina rodeados de las cabras que pastan entre las palmeras en este entorno medieval.
Capital de la gastronomía
En Fez podrás disfrutar de la exquisita gastronomía marroquí en su gran variedad de restaurantes para todos los bolsillos.
En ellos te servirán clásicos cous-cous y tagines, sopas de harina (harira) o exquisitas pastelas, hechas a base de canela, frutos secos y carne de pichón. ¡Disfrútalo!