Entre la noche de Nochebuena y la madrugada de Navidad el viejo Papá Noel tiene mucho trabajo entregando regalos y cumpliendo los deseos de los niños. Pero no está solo. En algunas zonas del norte de España otros personajes se ocupan de este trabajo: el Olentzero en el País Vasco, el Apalpador en Galicia, el Esteru en la zona costera cántabra que hace frontera con Asturias o L’Angulero en Asturias. Todo un equipo de personajes mágicos con una única misión: hacer felices a los niños.
El Olentzero del País Vasco
Los trineos de Santa Claus pasan de largo por el País Vasco. Los encargados de repartir la ilusión en estos días son el Olentzero y Mari Domingi, dos seres provenientes de la mitología vasca.
El Olentzero, es un ser mágico, nacido del tronco de Navidad que quemaban nuestros antepasados para despedir al viejo sol y dar la bienvenida al nuevo durante el solsticio de invierno. Se le representa como un hombre dulce y bonachón, aunque cuentan que en realidad es un cascarrabias, y es carbonero de profesión. Mari Domingi es su vecina. Otro ser de la mitología vasca. Una bruja, muy amiga de Mari y de los seres del bosque, muy conectada con su intuición.
Ambos recorren los hogares vascos la noche de Navidad para dejarles carbón para calentarse durante los fríos meses de invierno, la luz que alargará los días y regalos. Un máximo de tres, para que alcancen para todos los niños, preferentemente artesanales y hechos con materiales naturales, ya que no les gusta nada el plástico.
L’Anguleru de Asturias
Cada primero de diciembre L’Anguleru parte desde el lejano Mar de los Sargazos en su barco rumbo a las costas asturianas para desembarcar en la Playa L’Arena. Unos días antes de Nochebuena comienza su periplo por los diferentes concejos asturianos para recoger los útiles que necesitará para su misión más importante: cumplir los sueños de los niños.
Entre la noche de Nochebuena y la mañana de Navidad está muy ajetreado repartiendo regalos en su chalana por toda la región. Para ello cuenta con el apoyo de algunos ayudantes, como el Farolero de Candás, los ruleros Xesús y Lolina en Avilés, los Ocleros en Villaviciosa o los Tritones de L’infiestu. Entre todos logran que la mañana de Navidad sea mágica para todos los niños asturianos, que reciben, además de regalos, los valiosos valores que comparte L’Anguleru sobre el cuidado del medioambiente y el arraigo por el medio rural.
El Apalpador en Galicia
En la Nochebuena y el Fin de Año baja de las montañas del interior de Lugo O Apalpador, un gigante carbonero bonachón, que fuma en pipa y viste chaqueta y pantalón con remiendos. Mientras duermen los niños, los visita para palparles la barriga y así ver si han comido bien todo el año. Al despertar encontrarán un puñado de castañas… y algún regalito.
El Esteru de Cantabria
Desde las montañas de Comillas, baja cada Navidad un viejo leñador llamado Esteru. Por unos días deja su hacha y, acompañado de su “burru” y un bastón, reparte ilusión y juguetes entre los niños.
Cuenta la leyenda que el Esteru fue un niño al que habían abandonado en el bosque y fue criado por una pareja de leñadores, a los que hizo muy felices. Ya de adulto, cuando sus padres habían fallecido, fue al rescate de unos niños huérfanos cuya casa estaba en llamas. En el rescate falleció, pero una voz acompañada de luz le devolvió la vida y le encomendó la misión de hacer felices a los niños.
Ahora cada Navidad despierta las sonrisas de los más pequeños.
En la Taberna Trescaños de Comillas cada año lo recuerdan en su belén tradicional cántabro.