Rapel en el Barranco de los Arcos

Si eres de los que te gusta acumular likes en tu cuenta de Instagram, ¿a qué esperas? Tienes que vivir la experiencia más instagrameable de Tenerife: un día de rapel en el Barranco de los Arcos.

Una actividad para todos los públicos que te hará ponerte a prueba y descubrir un espacio natural mágico y sorprendente. Prepárate que hoy la vamos a vivir juntos.

Para iniciarse en el rapel, descenso de barrancos o barranquismo, se recomienda la realizar esta actividad bajo la supervisión de un técnico deportivo de barranco, que cuente con formación específica para dirigir la actividad y para garantizar la seguridad de los participantes. La zona por la que vamos a transitar es una zona protegida, por lo que hay que comprobar que el guía cuenta con la autorización del área de Medio Ambiente necesaria para realizar la actividad en grupo.

El Barranco de los Arcos es una golosina para aquellos que quieran adentrarse en esta disciplina ya que permite una primera toma de contacto al alcance de todos en un paisaje mágico.

Cuentan que adentrarse en este barranco recuerda a la sensación de sorpresa que viven  los visitantes de la ciudad de Petra en el desierto de Jordania. Vamos a descubrirlo.

Nos encontramos con nuestro guía especializado (que cuenta con la titulación de técnico deportivo de barranco) y con el resto de participantes de este pequeño grupo en Aguamansa, en los altos de La Orotava.

Después de reagruparnos en varios vehículos nos dirigimos hacia la Corona Forestal donde dejaremos los coches para caminar por una pista rodeados de pinar canario. Un paseo relajante de 3 kilómetros que preparará nuestros músculos para el día.

Al llegar a la cabecera del barranco, las ganas se mezclan con los nervios. Es hora de prepararnos para enfrentarnos a los retos que nos vamos a encontrar.

Nuestro guía nos hace una detallada presentación de cómo se rapela (o descienden los saltos) sin caída, para que todos nos podamos familiarizar con las técnicas y nuestra equipación: el casco, arné y mosquetería.

Una vez todos hemos demostrado nuestras destrezas recién adquiridas toca enfrentarse a la prueba de la verdad.

El primer rapel, en el que salvamos el desnivel del cauce del barranco mediante cuerdas, es el inicio de un viaje sin retorno, el inicio de nuestra aventura.

Una vez entramos en el barranco solo podremos salir de él bajando el cauce, rapelando, hasta la salida. Así que ya no hay vuelta atrás.

Pero los nervios del primer salto se nos olvidan rápido. Estamos en un paisaje tan sorprendente, tan mágico y fascinante que ya ha valido la pena llegar aquí tan solo por este momento.

El barranco de piedra tosca, o toba,  naranja que ha sido erosionado por siglos de intensas lluvias en Izaña, es una fantasía de las Mil y una Noches.

Da igual si llueve o hace sol, siempre te sorprende. El naranja intenso de las paredes húmedas que contrastan con el verde del musgo de un día de invierno, o las contrastadas sombras y el cielo azul brillante de un día de verano, nos regalarán la foto perfecta para compartir y se grabará en nuestras retinas.

El barranco hipnotiza con sus formas sinuosas, suavemente moldeados por el agua. Los meandros te hacen sentir insignificante dentro de esta espectacular garganta.

Caminamos alelados por la belleza del paisaje que nos rodea y sacando fotos a todo lo que nos llama la atención: formas, texturas, luces y sombras…

Pero no solo caminamos y rapelamos… también hacemos destrepes: nos arrastramos y deslizamos sentados por las rocas. ¡Qué bien que trajimos los guantes!

Es el momento de hacernos la foto de grupo y los selfies  para pasar al siguiente nivel y seguir disfrutando a tope de nuestro descenso.

En medio del barranco nos sorprenden grandes bloques de piedra desprendidos de las paredes que habremos de salvar y  la vegetación propia del norte de Tenerife.

A partir del segundo salto todos nos sentimos más confiados y cómodos con el equipamiento y ya no nos impone tanto tener que salvar una altura de 15 metros. Nuestras cuerdas, perfectamente instaladas en las reuniones de cabecera  y  una segunda cuerda, con la que nos asegura el guía, nos dan la seguridad requerida para una actividad de este tipo.

El compañerismo está en el aire, dándonos ánimos unos a otros. El rapel es una actividad muy accesible para todo el mundo. Nos cuenta nuestro guía que ha tenido en sus grupos desde niños de 10 años a adultos de 71. Una aventura para disfrutar en familia con niños medianos o adolescentes.

A lo largo del recorrido nos muestra las oquedades de viejos nidos de cuervos, ya abandonados, en los altos de las paredes del barranco. Y la triste historia de porqué este barranco de los Arcos de Chimoche se conocía entre la gente local como el barranco de las bestias.

Sin darnos cuenta, de rapel en rapel, hemos llegado al final del barranco, que recorreremos haciendo destrepes ya casi sin ayuda del guía.

El olor a eucalipto nos indica que nuestra aventura llega a su fin. Estamos de nuevo en el pinar.

Dejamos atrás el paisaje naranja y regresamos al intenso verde que nos devuelve a la calma después de esta aventura en la que hemos logrado hacer cosas que jamás habríamos imaginado.

El grupo avanza en silencio, ensimismado en sus pensamientos y revisando las imágenes. Con la cabeza llena de emoción y el móvil sin memoria, por todas las fotos y videos que hemos sacado. Tratando de capturar la magia de este lugar que desconocíamos. Un lugar tan cercano que nos ha hecho viajar tan lejos.

Sin palabras y con una sonrisa en los labios caminamos bajo los pinos. Han pasado seis horas desde que emprendimos esta aventura. Una experiencia mágica, emocionante, divertida y muy recomendable.

Fotos cedidas por Patea tus Montes.

¿Te gustaría vivir esta aventura? Te hemos preparado una experiencia irresistible para que puedas vivirla.