Santa Cruz de Tenerife, el corazón de la isla

Hay un rincón en Tenerife donde resuena el latido de la isla. Una ciudad acogedora, alegre y colorida: Santa Cruz de Tenerife.

La capital de la isla, es una ciudad orgullosa de su historia, amante de sus fiestas y tradiciones, y de su cultura y gastronomía. Por sus animadas calles, cubiertas por frondosos laureles de Índias y vibrantes flamboyanes, en las terrazas de sus coquetas plazas, o en su bullicioso mercado de Nuestra Señora de África, se palpa la vida de los chicharreros, sus habitantes.

La ciudad se extiende desde el puerto por las empinadas laderas, flanqueada por las pictóricas montañas de Anaga que la abrazan y dan la bienvenida cuando llegas a ella en barco, o conduciendo desde el sur o el norte de la isla, mostrándote un skyline que no te deja indiferente.

A pesar de que los diferentes barrios de la ciudad se extienden mucho más allá, es en el centro donde encontraremos el corazón de esa ciudad donde la historia se encuentra con la modernidad, la de las plazas y verdes parques, la de los museos, aquella en la que los turistas callejean mezclados con los locales.

Descubre la ciudad donde late el corazón de Tenerife.

Skyline de Santa Cruz de Tenerife desde Palmetum. Foto: iStock

Las plazas de Santa Cruz

Las plazas de Santa Cruz están llenas de encanto. La palma se la lleva la plaza de los Patos, en el histórico Barrio de los hoteles, con sus coloridos azulejos sevillanos y sus ranas rodeada de palacetes de principios del siglo XX.

Plaza de los Patos: Foto: Patri Cámpora

A unos pasos de allí se encuentra el pulmón de la ciudad. Un exuberante oasis, el Parque García Sanabria, epicentro de las coloridas Fiestas de Mayo y patio de juegos de los niños santacruceros.

En la esquina con Mendez Nuñez, bajamos hasta la pequeña Plaza Irineo González, que concentra una interesante oferta gastronómica. Seguimos bajando por la calle de El Pilar, haciendo paradas en los escaparates de las exclusivas tiendas de marca, y llegamos hasta la hermosa Plaza del Príncipe, con sus estatuas alegóricas y su hermoso kiosco de música. Esta plaza fue inaugurada en 1860 y proyectada por Manuel de Oraá y Arcocha. Se construyó en honor del Príncipe de Asturias, Alfonso XII, sobre el huerto del convento de San Pedro Alcántara, en la trasera de la actual Iglesia de San Francisco.

Plaza del Príncipe. Foto: Promotur
Museo Municipal Bellas Artes. Foto: Promotur

Frente a la parte baja de la plaza se encuentra el Museo Municipal de Bellas Artes que reúne una colección con obras desde la pintura flamenca del siglo XVI hasta pinturas del siglo XIX. Algunas de sus obras mas notables son el «Tríptico de Nava y Grimón» del pintor flamenco Pieter Coecke, «San Andrés», de José Rivera, «Orfeo» de Bueghel, entre otros.

Calle Castillo y Plaza de España

Bajamos la calle de Castillo, de tienda en tienda, hasta llegar a la Plaza de Candelaria, presidida por la estatua de la Patrona de la isla. Antes de seguir nuestro camino, nos detenemos en la oficina de información turística situada en el Palacio de Carta, una joya del barroco canario de principios del siglo XVIII, recientemente restaurada.

Continuamos hasta Plaza de España, la más grande del archipiélago. La moderna plaza es un proyecto de los arquitectos suizos Herzog & de Meuron, encargados de remodelar la antigua plaza para integrar este espacio con el puerto. En las aguas de su lago se reflejan los edificios del Cabildo Insular y el edificio principal de Correos.

Plaza de España. Foto: Promotur

Esta plaza fue originalmente construida en 1929 sobre el Castillo de San Cristóbal, del siglo XVI, que protegió la isla frente a la piratería. Durante las obras de construcción de la nueva plaza, en 2006, aparecieron restos del muro que lo rodeaba y se creó el Centro de Interpretación del Castillo de San Cristóbal, situado en una galería subterránea en la plaza. Aquí podemos conocer la historia de los castillos defensivos de la ciudad y de la isla.

Una ciudad para pasear

A pesar de sus cuestas, Santa Cruz es una ciudad muy agradable para pasearla. Las Ramblas la atraviesan desde la entrada de la autopista del norte hasta el puerto. A la sombra de laureles de Indias, jacarandas y flamboyanes, puedes pasearla de punta a punta disfrutando de su colección de esculturas, que incluye piezas de Henry Moore, Joan Miró o Martín Chirino. En las Fiestas de Mayo, las Ramblas se llenan de color con las Cruces de Mayo.

La avenida de la Constitución y la avenida de Anaga son el paseo favorito de los que quieren caminar o hacer deporte con vistas al mar. Puedes comenzar a recorrer la avda de la Constitución junto al Palmetum, un jardín botánico construido sobre el antiguo lazareto . Está considerado como uno de los mejores jardines de palmeras del mundo, albergando más de 600 especies, y es un ejemplo de cómo se pueden regenerar zonas degradadas de una ciudad.

Parque marítimo y Auditorio

El parque Marítimo César Manrique, obra póstuma del célebre artista lanzaroteño, es otro de los referentes de este barrio ganado a la ciudad a mediados de los 90. Un complejo de piscinas de agua salada, que permite a los santacruceros disfrutar del sol y el agua del mar sin salir de Santa Cruz.

Llegando al Auditorio, pasaremos por dos de las edificaciones históricas de la ciudad: la Casa de la pólvora y el Castillo Negro, o de San Juan Bautista, con gran importancia defensiva en el siglo XVIII.

El Auditorio desde el Parque Marítimo. Foto: Sociedad de Desarrollo de Santa Cruz de Tenerife

La enorme ola blanca del Auditorio de Tenerife, diseñado por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, te sorprenderá, sobre todo si es día de concierto y está iluminada. Recubierta por una piel de teselas blancas refleja la luz. El Auditorio es sede del Festival Internacional de Música de Canarias y del Festival de Ópera de Tenerife y cuenta con una interesante programación de música clásica, ópera, jazz y danza, durante todo el año.

Avenida de Anaga

El paseo continúa hasta la Plaza de España y por la Avenida de Anaga, donde encontramos una animada oferta de restauración y la estación mar. Si seguimos caminando, llegaremos a Valleseco, donde podremos refrescarnos en su nueva zona de baño.

Si te gusta el running o montar en bici, puedes continuar hasta la playa de Las Teresitas, la playa más cercana de la ciudad. Una popular playa de arena blanca y palmeras situada en el barrio de San Andrés, a 9 kilómetros del centro.

El casco histórico

La ciudad histórica se encuentra alrededor de la Iglesia de Nuestra Señora de La Concepción, la iglesia matriz de la ciudad, con su reconocible torre y sus cinco naves. Junto a ella se celebró la primera misa cristiana tras la Conquista de la isla por los castellanos, en 1494. Fundada como Iglesia de la Santa Cruz, en 1654 fue arrasada por un incendio y reconstruida al año siguiente, aunque tuvo que pasar más de un siglo para ver terminada su torre.

Calle de La Noria con la Torre de la Concepción. Foto: Promotur

De ella parte la calle de la Noria, una animada calle llena de restaurantes y coloridas casas terreras, donde tienen su sede algunas de las murgas del Carnaval de Tenerife.

Al otro lado del barranco se encuentra el MUNA, Museo de Naturaleza y Arqueología, que atesora las momias guanches, entre muchas otras colecciones interesantes. A su lado, el Tenerife Espacio de las Artes, conocido popularmente como TEA, la otra aportación de los arquitectos suizos Herzog & de Meuron a la ciudad. Un moderno centro cultural que alberga la biblioteca municipal, una sala de cine, cafetería, tienda y salas de exposiciones, donde puedes visitar la colección permanente del pintor surrealista Óscar Domínguez, entre otros.

Subiendo por su rampa, rodeados de hormigón y grandes cristaleras desde las que observamos a los estudiantes, llegamos al puente Galcerán, para visitar el Mercado de Nuestra Señora de África.

Mercado de Nuestra Señora de África. Foto de Stephen Kidd en Unsplash

Sabor popular

El Mercado de Nuestra Señora de África, o la Recova como la conocemos por aquí, ofrece un variopinto espectáculo de colores y sabores. En sus puestos podrás encontrar floristas, puestos de verduras y frutas, carnicerías, queserías, tiendas gourmets, pescaderías y una animada zona de degustación en la que encontrarás a locales y visitantes disfrutando de marisco fresco con una copa de vino.

Vive la fiesta

Comparsa en el Carnaval de Tenerife. Foto: Promotur

Santa Cruz es una ciudad de ambiente tranquilo y familiar, pero hay unos meses en el año en los que sus calles y plazas se transforman en un gran escenario popular en donde se baila al ritmo de batucada y ritmos latinos hasta el amanecer, y las diferencias sociales desaparecen bajo una peluca y un disfraz.

El Carnaval de Tenerife es uno de los más importantes del mundo y para muchos chicharreros es religión. Miles de personas trabajan todo el año para preparar unas fiestas populares llenas de música, color y alegría. Los diseñadores se superan cada año para vestir a las candidatas a Reina del Carnaval con trajes hechos con plumas y lentejuelas que desafían la gravedad; las murgas «afilan» el lápiz para escribir letras críticas en las que ponen a los políticos en la diana; las comparsas ensayan duramente todo el año para convertir las calles de la ciudad en un pedacito de Brasil…

El Carnaval de Tenerife es una catarsis colectiva de diversión y alegría que toma las calle de la ciudad cada año. Cuando la música se apaga, todos vuelven a sus quehaceres y tan solo los restos de purpurina nos recuerdan esos días en los que jugamos a ser otros. Para todos aquellos que forman parte de la fiesta, el lunes después del domingo de Piñata comienza la preparación de un nuevo Carnaval.

La Casa del Carnaval

Hay un lugar en el que el Carnaval vive durante todo el año, la Casa del Carnaval. Un museo dedicado esta Fiesta de Interés Turístico Internacional, en la que se puede hacer un recorrido por sus personajes, oficios e historia y ver de cerca algunos de los trajes que lucieron las reinas de la fiesta.

Mucho más que vivir

Más allá del centro la ciudad nos sigue sorprendiendo. El pueblo de San Andrés, con su ambiente marinero y popular, sus restaurantes de pescado y su playa de Las Teresitas, la «rubia» más conocida de la isla; La Playa de las Gaviotas, de arena negra y salvaje; y la belleza inalterada del Parque Rural de Anaga, con sus playas pictóricas de arena negra y grandes roques y sus pueblos detenidos en el tiempo.

Siente el latido del corazón de Tenerife. ¡Vive Santa Cruz!

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