Hoy te invitamos a descubrir a paso lento el norte de la Gomera en una relajante ruta en la que disfrutaremos de la belleza de sus paisajes, la magia de sus senderos y del encanto de los pueblos de dos de los municipios norteños: Hermigua y Agulo.
De mirador en mirador
Aterrizamos en la isla e iniciamos nuestra ruta hacia el norte de la isla. Pasamos Playa Santiago y comenzamos nuestro ascenso hacia el centro de la isla. Conducimos sin prisas, disfrutando de las impresionantes vistas que nos regala cada curva. Cada giro es una nueva estampa de barrancos salpicados de palmeras y roques que deleitarán nuestros sentidos.
Dejamos atrás el mar para ir subiendo hacia la cumbre. Nuestra primera parada, a 900 metros de altitud, será el Mirador de la Degollada de Peraza, el primero de muchos que iremos descubriendo. Según cuenta la leyenda, este recibe su nombre de Hernán Peraza, conde de La Gomera, asesinado en una cueva cercana por enamorarse de una mujer aborigen. Desde aquí podremos disfrutar de las vistas de Vegaipala, Jerduñe y El Cabrito, en la vertiente sur, y del Barranco de La Laja y Chejelípes, hacia el norte.
Seguimos nuestra ruta por la GM-2 hasta el Mirador de los Roques. Desde allí nos delietaremos con el imponente conjunto formado por el Roque Agando y sus cuatro acompañantes -Las Lajas, La Zarcita, Carmona y Ojilla-, imponentes formaciones rocosas que nos hablan de la importancia del vulcanismo y de la erosión en la formación del relieve gomero. El Teide se colará en tus fotografías aportándoles profundidad.
Desde la base del Roque Agando sale un sendero que lleva hasta nuestra siguiente parada, el Mirador del Roque de Agando, donde disfrutaremos de las vistas del Roque Benchijigua, otro de los iconos de la isla colombina.
Un tesoro llamado Garajonay
Una vez sacadas las primeras fotos, seguimos conduciendo por la CV-14 adentrándonos en el Parque Nacional de Garajonay. Estamos en un lugar único en el mundo, un bosque que ha llegado a nuestros días desde la Edad Terciaria. ¿Por qué mirarlo desde la carretera cuando puedes calzarte las botas y vivir una experiencia inolvidable?
Aparca y recorre el sendero circular que lleva desde el Reventón Oscuro al caserío de El Cedro. Uno de los cientos de senderos que encontrarás en la isla, y que hacen las delicias de senderistas llegados de todo el mundo. Disfrutarás de una ruta de poco más de dos horas a través del mágico bosque de laurisilva en la que descubrirás este importante ecosistema y disfrutarás de rincones únicos, como el Chorro del Cedro, un gran acantilado vertical, que separa esta zona del valle de Hermigua, del que brota un salto de agua de más de 200 m de altura.
Hermigua
Con la energía renovada, nos volvemos a subir al coche para continuar la ruta hacia el valle de Hermigua, haciendo paradas en los miradores que nos encontramos por el camino. En el Mirador de Hermigua nos asomaremos a este imponente el valle, con sus cultivos en terraza que se extienden hasta el mar, y que nos regala una estampa idílica de La Gomera rural.
Si queremos conocer la cultura y forma de vida de la isla, tenemos dos citas en Hermigua. La primera, el Parque Etnográfico Los Telares. Una iniciativa privada, que pone en valor la forma de vida, la cultura, la agricultura y las tradiciones locales. En su tienda podremos hacer nuestras primeras compras: almogrote, miel de palma, galletas gomeras, artesanía y cosmética natural.
Un poco más adelante, el Museo Etnográfico de La Gomera, de titularidad pública, ocupa una casa de estilo ecléctico de principios del siglo XX. En su interior conoceremos el modo de vida que desarrollaron los gomeros en un medio físico extraordinariamente abrupto que tuvieron que domar por necesidad. Nos acercaremos también al folklore, el silbo gomero, la artesanía y a sus actividades económicas.
Ahora que conocemos un poco mejor la idiosincracia de la isla, es hora de descubrir sus vinos, que se agrupan bajo la D.O. Vinos de La Gomera. Podemos empezar nuestra cata en la Bodega Montoro, la bodega de Juan Rodríguez Fino, la Bodega Monte Hermigua o la Bodega Rincón de Liria, todas situadas en Hermigua. Descubriremos vinos influenciados por el alisio que muestran su frescor en boca.
Según descendemos hacia la costa, paralelos al Barranco de Monforte, las extensiones de plataneras tapizan completamente el terreno. Antes de seguir camino hacia Agulo, nos detenemos en el Mirador de La Punta para contemplar la panorámica de la playa de Santa Catalina y la playa de Hermigua, con el Teide de fondo. Las playas, orientadas al norte, reciben un fuerte oleaje, por lo que no son recomendables para el baño. Si nos apetece refrescarnos, podemos hacerlo en la piscina natural situada junto a las ruinas del antiguo pescante de Hermigua, infraestructura imprescindible en su época para el transporte de mercancías y personas por barco.
Agulo, el bombón de La Gomera
Agulo nos está esperando. “El bombón de La Gomera” se asoma al Atlántico desde su privilegiada ubicación, mirándole de frente al omnipresente Teide. Por sus calles empedradas iremos descubriendo las coquetas y cuidadas casas de colores y la Iglesia de San Marcos, con sus cúpulas blancas que contrastan con las tejas de barro de las casas que la rodean. De las tapias de las casas se escapan las ramas de los árboles de sus jardines y huertos que le dan frescor a la estampa. Agulo es un pueblo que conserva la esencia rural de la isla.
Después de callejear sin prisas, continuamos la ruta ascendiendo hacia Las Rosas, haciendo una parada para contemplar el pueblo de Agulo desde la lejanía, enmarcado entre terrazas de cultivo y altas paredes de piedra.
Un vez en Las Rosas, podemos hacer un alto para disfrutar de la gastronomía local. El almogrote y el queso asado con miel de palma, no puede faltar en nuestra mesa, así como un sabroso potaje de berros o una ropavieja. Podemos acompañar nuestra comida con un vino local, como el Piedra Gorda, de la bodega familiar Las Casitas que llevan produciéndolo desde hace varias generaciones.
La puerta de Garajonay
Continuamos nuestro camino hacia el Parque Recreativo Juego de Bolas. Allí nos espera el Centro de visitantes del Parque Nacional Garajonay. Visita obligada para conocer cómo se formó la isla, conocer su riqueza geológica y su preciada biodiversidad. En los alrededores del centro podremos ver un cuidado jardín en el que se cultiva flora autóctona de La Gomera y Canarias. Junto a él, la Casa de La Memoria, nos hará viajar en el tiempo para descubrir cómo vivieron los campesinos gomeros durante siglos. Saliendo de ella viajaremos unos siglos atrás hasta el tiempo de los primeros pobladores de la isla, para aprender sobre sus enterramientos y usos cotidianos.
Nos encontramos a las puertas del Parque Nacional de Garajonay, el primer espacio natural de España incluido en la lista de bienes del Patrimonio Mundial de la Unesco, en 1986 y zona núcleo de la Reserva de la Biosfera. Uno de los bosques más antiguos de Europa, muestra de la laurisilva que cubría toda la cuenca mediterránea hasta la llegada del Cuaternario. Un bosque húmedo, acariciado por los vientos alisios, que adquiere un halo mágico cuando la bruma lo invade. Te invitamos a que explores alguno de sus senderos. Será una experiencia inolvidable.
Un mirador a prueba de vértigo
Embriagados de olor a tierra húmeda, musgo y a naturaleza en estado puro, nos dirigimos hacia el Mirador de Abrante para terminar esta ruta. Desde lejos parece un mirador más pero no lo es. Entrando en él podremos caminar por una pasarela de cristal de siete metros de largo que nos regalará la increíble sensación de estar flotando sobre el valle de Agulo, con el Atlántico y el Teide de frente. Un broche de oro para este día intenso recorriendo el norte de La Gomera.
