Marrakech, la Ciudad Roja, embruja y cautiva.
Recorrer las callejuelas centenarias de la Medina, regatear en los zocos, contemplar el singular espectáculo que tiene lugar cada día al caer el sol en la Plaza Jeem el Fnaa, visitar el Museo de Yves Saint Laurent y el elegante Jardín Marjorelle, descubrir la Medersa Ben Yousef y el impresionante Palacio Bahía, saborear un humeante té a la menta desde una terraza al atardecer, relajarse en un hamman, pasear por el Palmeral a lomos de dromedario o en un quad, dejarse sorprender por la gastronomía y la música marroquí… Hay tantas cosas que hacer en Marrakech que la ciudad nos atrapará y no nos dará tregua.
Si el ajetreo de la ciudad te abruma, o tienes una semana por delante, puedes dedicar unas horas a explorar lo que la rodea. Vivirás una experiencia más completa, descubriendo paisajes sorprendentes, tradiciones ancestrales, y siendo el protagonista de aventuras inolvidables.
Cumplir el sueño de volar en globo, descargar adrenalina en el desierto conduciendo un quad, disfrutar de la experiencia de cenar en el desierto al ritmo de la música tradicional, adentrarse en valles donde descubrir paisajes y gentes auténticas… Estos son algunos de los planes que te esperan si te animas a explorar, por unas horas, más allá de las murallas de la Medina.
¿Te animas a enriquecer tu escapada a Marrakech con algún plan de medio día?
Planes en el desierto de Agafay
Desierto de Agafay y Lago Takerkoust en quad
A menos de una hora de Marrakech se encuentran algunos de los lugares favoritos de los marrakechíes para desconectar de la ciudad: el Desierto de Agafay y el Lago Takerkoust.
Esta aventura comienza en el cercano desierto de Agafay, situado a tan solo 40 kilómetros de la Ciudad Roja. Este desierto, con aspecto de paisaje lunar, era el hogar de las tribus bereberes hasta que tuvieron que abandonarlo por la ausencia de agua. Ahora sus haimas han sido sustituidas por las de los campamentos destinados al turismo, en los que se puede vivir la mágica experiencia de pasar una noche en el desierto, cenar bajo las estrellas, realizar paseos en dromedario por las dunas y hasta jugar al golf sin hierba.
Una de las maneras más divertidas de explorar el desierto de Agafay es a lomos de un quad, recorriendo los áridos paisajes de tonos ocres y rojizos que contrastan con las nevadas cumbres del Atlas de fondo. De camino al Lago Takerkoust, podrás visitar una aldea bereber y conocer sus tradiciones ancestrales.
El contraste entre el azul del agua y los tonos tierra del paisaje, nos indicará que hemos llegado al Lago Takerkoust. Un embalse artificial, construido durante la época del protectorado francés, que se ha convertido en zona de recreo para los habitantes acomodados de Marrakech, con agradables restaurantes y terrazas chill out en las que disfrutar de un té o un cóctel.
Tras un refresco en una de sus terrazas volverás a montarte a lomos de tu quad para regresar al punto de partida. Una divertida actividad para compartir con amigos o familia. ¿Te animas?
Paseo en camello por el desierto de Agafay con cena y espectáculo
Cuando pensamos en Marruecos nos viene a la cabeza su exotismo, los dromedarios paseando por el desierto, haimas iluminadas a la luz de las velas, mujeres tatuadas con henna, deliciosos platos servidos en fuentes de barro…Imágenes que podemos hacer realidad a unos pocos kilómetros de la ciudad.
Vivir una velada única e inolvidable está a nuestro alcance en el desierto de Agafay. Podremos recorrer las dunas a lomos de un dromedario, como los bereberes, maravillándonos con su árido paisaje de otro planeta.
Después del paseo, nos sumergiremos en un oasis, donde nos espera, a la luz de las velas, una tatuadora de henna dispuesta a decorar nuestra piel con tintes vegetales para que nos llevemos un recuerdo de nuestro paso por Marruecos.
En una cabaña iluminada con velas nos espera un delicioso festín que incluye platos de la gastronomía tradicional marroquí, amenizado por la música en directo de estilo gnawa y rodeados de bailarinas de danza del vientre.
En el camino de vuelta al hotel dudaremos de si lo que hemos vivido ha sido un sueño o realidad…
Valle de Ourika, en el corazón del país Berebere
La ciudad de Marrakech es tan intensa que después de unos días recorriendo sus estrechas callejuelas quizás necesitemos salir de ella por unas horas para tomar aire y coger perspectiva.
El Valle de Ourika, es uno de los valles más hermosos y mejor conservados de Marruecos. Y está tan solo a hora y media de la ciudad, por lo que es una excursión de medio día perfecta.
Allí podremos disfrutar de los pequeños pueblos que cuelgan de las laderas de los macizos, conocer sus costumbres y disfrutar de impresionantes cascadas y de sus paisajes rocosos que se confunden con el desierto.
La belleza del paisaje de los confines del Atlas occidental y el contacto con la realidad rural del país nos cargará de energía para seguir explorando la ciudad.
Marrakech a vista de pájaro
Deja atrás por unas horas la ajetreada Medina de Marrakech para vivir una aventura inolvidable. Comenzarás el día disfrutando de una de las ciudades más importantes del país y de algunos de los paisajes más bonitos de Marruecos a vista de pájaro, desde un globo aerostático.
Un día memorable que comenzará a poco más de media hora de Marrakech, en Jebilet. La experiencia se inicia con un ligero desayuno mientras observas cómo se preparan e inflan los globos. Una vez listos, toca subir a bordo y ascender al cielo marroquí para disfrutar de la travesía de una hora en la que podrás disfrutar desde otra perspectiva la ciudad de Marrrakech y de la impresionante cordillera del Atlas. Las vistas te dejarán sin palabras.
Aún con el corazón encogido por la emoción vivida, el globo tomará tierra. Te recibirán con una sonrisa y un reconfortante té marroquí y un certificado de vuelo, para que atesores este momento para siempre.
De camino de vuelta a Marrakech aún haremos un último alto en el camino para degustar unos aperitivos típicos en una auténtica tienda bereber.
¡Uno de tus sueños se habrá hecho realidad!