Valle Gran Rey, junto a Playa Santiago, es uno de los lugares favoritos de los gomeros y foráneos para disfrutar de sus vacaciones o vivir parte del año. Muchos alemanes que vinieron un día de vacaciones, han terminado convirtiendo Valle Gran Rey en su hogar, así que hay peligro de caer bajo los embrujos de este Valle que impacta desde la cumbre al mar.
El segundo municipio en población de la isla de La Gomera es un lugar en el que la imponente belleza de su barranco acoge el día a día de la vida rural, a los senderistas que peinan la isla por sus caminos, a turistas en busca de calma y descanso y a los pescadores que salen a faenar al mar.
El camino es parte del viaje
Para llegar a la playa de Valle Gran Rey hay que hacerlo sin prisas, disfrutando del camino. La serpenteante carretera nos irá regalando motivos para ir parándonos y recreándonos en el paisaje mientras descendemos desde la cumbre de la isla hasta el mar.
Conducir por la carretera que atraviesa el Parque Nacional de Garajonay nos cargará de energía para emprender la bajada hacia Valle Gran Rey. Podemos elegir entre bajar por Chipude, desde donde podremos disfrutar de las vistas de La Fortaleza o llegar hasta Arure.
No podemos empezar bien este viaje sin reponer fuerzas. Si bajamos por Chipude, tenemos que parar Las Hayas para probar los platos tradicionales de Casa Amparo y disfrutar de las vistas. Si elegimos la carretera de Arure, hay que hacer una paradita en Casa Conchita, donde podremos probar uno de los manjares de la gastronomía gomera: el potaje de berros.
Una carretera con vistas
Con el estómago lleno ya podremos dedicarnos a nutrir el alma admirando la grandiosidad del Barranco de Valle Gran Rey desde el Mirador de El Palmarejo, diseñado por César Manrique; o disfrutando de las vistas de los barrancos de Valle Gran Rey y Arure desde el renovado Mirador de la Curva del Queso. No dejes de pararte en ninguno de ellos porque cada uno te regalará una nueva perspectiva de este majestuoso barranco jalonado de bancales y palmeras.
Nuestra siguiente parada será la Iglesia de San Antonio de Padua, para admirar su fachada decorada con piedra roja además del impresionante paisaje que la rodea.
Nos quedan unas cuantas curvas antes de enfocar la recta que corre paralela al barranco y que nos llevará hasta la costa, pasando por los núcleos poblacionales de El Retamal, Lomo del Moral, Los Granados, Casa de ls Sedea, El Guro o La Calera, que nos indicarán que ya hemos llegado a la playa de Valle Gran Rey.
Es desde la altura de El Retamal cuando podemos disfrutar de cómo el hombre ha tallado el barranco para cultivar sus alimentos y ha convertido este enclave en un lugar único.
Un lugar para descubrirlo a pie
Si queremos hacer una parada para activarnos un poco, podemos parar en La Casa de la Seda y buscar el sendero del salto del agua. Un buen paseo de unas dos horas por el curso del barranco de Arure hasta la cascada.
Si lo que quieres es tan solo estirar las piernas, puedes acercarte hasta la Ermita de Los Santos Reyes, que vive su día grande el 6 de enero. Desde su plaza, rodeada de vegetación, obtendrás otra visión inédita del barranco y podrás admirar la altura de sus paredes de piedra.
Un pueblo de veraneo
Nos vamos directos al muelle a darnos un refrescante baño y a comer un pescadito en La Bocana del Puerto. Si nos quedan energías, podemos alquilar un kayak, practicar paddle surf, o llegarnos a la playa de Argaga, una playa de callaos a la que se accede por un sendero que sale del muelle.
En verano Valle Gran Rey se llena de gomeros y de canarios de otras islas, que acuden fieles a su cita con este pueblo de veraneo. Las familias con niños pequeños acuden a bañarse al Charco de El Conde, los chicos cogen olas en la Playa de La Condesa, los adultos quedan a tomar una cervecita en los bares de La Calera o La Puntilla…
Una nadada hasta la baja de la playa de La Calera, sabe más cuando regresas a la orilla y te tiras sobre la arena caliente. Días interminables de playa que terminan lavándose los pies en los charcos que aparecen cuando baja la marea antes de ir a al Casa Yaya a tomarse unos camarones y una cervecita con los amigos.
Paseando por la avenida desde La Calera a La Puntilla nos encontraremos a familias que salen a dar un vuelta, a parejas paseando y a gente que sale a hacer deporte. En La Puntilla la estatua de Hautacuperche, el guerrero aborigen guanche que acabó con la vida de Hernán Peraza, nos recuerda el episodio de la historia en la que los aborígenes gomeros se alzaron contra los españoles por haber violado su acuerdo.
Atardecer en Playa del Inglés
Planes apacibles para el veraneo que terminan con el atardecer, con una cervecita y un bocadillo de tortilla, en la Playa del Inglés, rompiendo la calma de aquellos que fueron a pasar el día allí buscando su espacio, en esta playa de mar traicionera donde conviven nudistas y no nudistas.
De camino a la Playa del Inglés podemos visitar el Lagartario, donde podremos conocer a algunos ejemplares de Lagarto Gigante de La Gomera, una de las especies en mayor peligro de extinción del planeta, que habitan en el acantilado de La Mérica.
También pasaremos por el Charco del Cieno, uno de los últimos saladares naturales de Canarias, considerado Lugar de Interés Científico, y uno de los pocos humedales que perduran en La Gomera. Un espacio de enorme importancia para las aves migratorias, en el que podremos observar plantas halófilas, algas de aguas someras y aves limícolas.
Un lugar para disfrutar todo el año
Cuando empiezan los colegios, los canarios vuelven a sus rutinas y Valle Gran Rey comienza a llenarse de nuevos habitantes, alemanes que huyen de su otoño e invierno para disfrutar del clima cálido de este plácido rincón.
Sin tanto calor, es la ápoca perfecta para ascender los 855m de los acantilados de La Mérica, que presiden Valle Gran Rey o de costear esta vertiende de la isla en barco, hasta llegar a Los Órganos.
En invierno el atardecer se traslada a La Playa de la Calera, desde donde se disfruta de ese increíble regalo de cada día desde las terrazas de la zona.
Para cenar, la oferta es muy variada, desde clásicos como el Restaurante Charco del Conde (con sus ricas croquetas de huevos), a la comida canaria con toques diferentes del Restaurante Abisinia o la original carta de La salsa. Y de postre, un helado de maracuyá o mango en la Heladería La Crema.
Un buen fin de fiesta para un placentero día más en este mágico rincón del mundo que tenemos tan cerca.
¿Te gustaría desconectar unos días en Valle Gran Rey? Te hemos preparado una oferta irresistible para que disfrutes de La Gomera.
Francisco Marrero Suares says:
7 días ,en valle Gran Rey…
Patri Cámpora says:
Disfrutando!