La visita comienza por el puerto de Pedra da Lume, donde podemos ver los oxidados barcos que transportaban la sal, así como las ruinas del almacén, la iglesia y las primeras casas de la isla.
Luego nos dirigimos a las salinas, situadas en un cráter a 3 metros por debajo del nivel del mar. Las salinas, que durante el siglo XIX producían gran cantidad de sal que se exportaba a Brasil, se han convertido en una popular atracción turística gracias a la elevada salinidad del agua, en la que uno puede flotar y experimentar la sensación de ingravidez del Mar Muerto . La entrada cuesta unos 5 €.
Actualmente se sigue produciendo sal para productos de cosmética y talasoterapia.
En el complejo hay un restaurante con espectaculares vistas a las salinas.