Pueblos de Mallorca, belleza interior

La isla de Mallorca nos seduce no solo en sus calas de aguas cristalinas y arenas blancas. En su interior se esconde la esencia de la isla, sus pueblos.

Te invitamos a descubrir sus calles empedradas y adentrarte en su historia, su naturaleza y sus tradiciones a través de un paseo por algunos de sus pueblos.

Pueblos de Mallorca

Foto de Evaldas Grižas en Unsplash

La Mallorca de interior sorprende al visitante por sus cuidados pueblos testigos de la historia de la isla, por sus bellos paisajes, que inspiraron y siguen inspirando a artistas, y por su respeto a las tradiciones y a la cultura local.

Hoy te invitamos a sumergirte en el corazón de Mallorca visitando los pueblos de Valdemossa, Sóller, Pollença, Alcudia y Deiá.

Valldemossa

Foto de David Vives en Unsplash 

A 15 minutos de Palma se encuentra el pueblo más alto de la isla y uno de los más famosos, Valdemossa. Un bello pueblo de calles empedradas que cuenta con un rico patrimonio.

Chopin en Valdemossa

En el invierno de 1838 Valdemossa recibió a dos de sus más ilustres visitantes: el compositor polaco Frederik Chopin y a su amante, la escritora francesa George Sand. Ambos se alojaron en una celda que alquilaron en el Monasterio de la Real Cartuja. Su no muy grata experiencia quedó plasmada en el libro «Un invierno en Mallorca» de George Sand, que se puede encontrar traducido a múltiples idiomas en cada tienda del pueblo. En la celda 4 del monasterio se encuentra el Museo Chopin, donde se encuentran algunos de los objetos personales del compositor y su piano, con el que compuso durante su estancia grandes obras como algunos de sus Preludios, una Polonesa, su segunda Balada y su tercer Scherzo. Antes de partir, Chopin vendió su piano a la familia Canut. La visita a la celda número 4 es independiente de la del resto de dependencias de la Cartuja.

La Cartuja de Valdemossa

La Cartuja es uno de los monumentos más emblemáticos de Valdemossa. Construida en 1309 por el Rey Jaime II de Mallorca, como residencia para su hijo Sancho I, que padecía asma. Se dice que el palacio fue levantado sobre un antiguo alcázar de un valí moro: Mussa, del que provendría el nombre de Valldemossa.

En el año 1399, el rey Martín I de Aragón, llamado “el Humano”, cedió todas las posesiones reales de Valldemossa a los frailes cartujos. Estos fundaron la Cartuja y transformaron la plaza de armas en claustro y cementerio, los cinco salones que había en celdas, la prisión en refectorio, la despensa, en sacristía y la cocina, en iglesia.

En 1835 la Cartuja pasó a manos privadas por la desamortización de Mendizábal. Visitar la Cartoixa es recorrer una importante periodo de la historia de la isla. Además disfrutarás de un concierto de piano en el que se interpretan piezas de Chopin.

Cosas que hacer en Valdemossa

Valdemossa además es muy querido para los mallorquines por ser el pueblo en el que nació la única santa de la isla, Santa Catalina Thomas. Detrás de la iglesia de San Bartomeu, en la tranquila calle Rectoría se encuentra su casa y su santuario.

Desde Valdemossa parten senderos para explorar la Serra Tramontana. Justo encima del pueblo se encuentra el Puig des Teix, uno de los más visitados de esta cadena montañosa. Una caminata exigente, de 16 kilómetros de trekking a través de la finca Son Marroig, que fue hogar del archiduque austriaco Lluis Salvador, hasta los 1064 metros de la cima. Las impresionantes vistas son una recompensa al esfuerzo.

Los domingos las calles empedradas de Valdemossa se llenan de color con los puestos del mercado, que invitan a descubrir los productos típicos de la isla.

Durante tu paseo por Valdemossa no dejes de probar las galletas típicas: las cocas de patata, que encontrarás en cada panadería.

Sóller

Seguimos en la costa norte de Mallorca. Sóller es un precioso pueblo situado en un frondoso valle de naranjos, el valle del oro, responsable de la prosperidad de este pueblo desde el siglo XIX. Cuando esta zona estaba incomunicada del resto de la isla por las montañas, los agricultores exportaban sus cítricos a Francia a través de su puerto. Muchos habitantes de Sóller emigraron a Francia y al regresar invirtieron sus fortunas en la construcción de preciosas casas modernistas.

Viaje al modernismo

Foto: Tren de Soller

A Sóller se puede llegar por carretera pero hay una forma más memorable de llegar, en su tren histórico. Inaugurado en 1912, lleva más de un siglo comunicando Palma con Sóller. El tren parte de la estación de Palma, un edificio modernista que nos invita comenzar nuestro viaje en el tiempo antes de subirnos a este tren de madera, perfectamente conservado, que realiza un precioso recorrido panorámico de una hora por la Sierra Tramuntana, Patrimonio de la Humanidad.

A nuestra llegada a Sóller nos espera un animado pueblo orgulloso de su cultura y tradiciones, Sóller.

La iglesia de Sant Bartolomeu

La plaza de la Constitución es el corazón de Sóller repleta de animados bares y restaurantes. Presidiéndola está un imponente edificio de roca caliza de color grisáceo, la iglesia parroquial de Sant Bartomeu de Sóller.

Foto de Tanja Cotoaga en Unsplash 

El edificio que tenemos frente a nosotros es el resultado de la tercera reforma que sufrió este templo, entre 1904 y 1946 y su fachada fue proyectada por un discípulo de Gaudí, Joan Rubió Bellver.

El templo original fue construido antes de 1236 en estilo románico-gótico y su aspecto distaba mucho del actual. Era mucho más pequeño y su entrada principal estaba situada en el que ahora se conoce como Portal del Dalt, en el lateral del templo. Tras el derrumbe parcial sufrido en 1688 se comienza a construir una iglesia en estilo barroco, que se terminó en 1733. Fruto de esta reforma se construyó la estructura barroca del templo y se cambió de orientación.

Su atrio coronado por un gran arco apuntado con dos arcos ojivales y un rosetón y, sobre este, un remate escalonado con nueve aperturas es una muestra de como el modernista Art Nouveau se mezclaba con el historicismo gótico. Sant Bartomeu es uno de los emblemas del valle.

Paseo por Sóller

Sóller es un pueblo que conserva un comercio tradicional donde podremos comprar productos locales de la isla. Los sábados se celebra un mercado que reúne a productores locales.

Foto de Anthony Camp en Unsplash

Una parada imprescindible para conocer la arquitectura modernista que distingue a Sóller es el Museo Modernista Can Prunera. Ubicado en una antigua casa modernista de comienzos del siglo XX, es una de las señas de identidad del pueblo de Sóller. Aquí podremos hacer un recorrido por la decoración y el arte modernista y visitar la muestra «Del Modernismo al siglo XXI», una colección de pintura que pertenece mayoritariamente a la Col·lecció d’Art Serra, y que en estos últimos años se ha ido enriqueciendo gracias a las donaciones de obras que, particulares y artistas, han hecho a la Fundació Tren de l’Art, entidad gestora de Can Prunera Museu Modernista.

Puerto de Sóller

Foto de Tanja Cotoaga en Unsplash

El Puerto de Sóller fue su vía de comunicación con el exterior en tiempos de aislamiento por falta de infraestructuras. Desde la plaza de la Constitución parte el tranvía que nos lleva a la costa. Seguimos nuestro viaje en el tiempo para disfrutar de su encantador puerto, en donde conviven los tradicionales «llaüts» mallorquines, con yates de lujo y veleros. Desde aquí podemos dedicarnos a seguir explorando algunos lugares destacados de su costa, como de Sa Foradada, Tuent, Sa Calobra y el Torrent de Pareis. Pero antes de embarcarnos hemos de dar un paseo por su marina.

Barrio marinero

Frente al muelle se encuentra el tradicional barrio marinero de Santa Catalina, un pequeño laberinto de casas, callejuelas y empinadas cuestas que desmbocan en el oratorio de Santa Catalina, desde donde se disfrutar de bellas vistas a la bahía con la Serra Tramuntana de fondo.

Gastronomía marinera

Disfrutar de la deliciosa gastronomía mallorquina frente al mar es uno de los atractivos de Puerto de Sóller. Aquí encontrarán una amplia y variada oferta de restaurantes especializados cocina marinera donde degustarás pescado fresco, arroces, y calderetas.

Pollença

Foto de Max Harlynking en Unsplash 

El municipio de Pollença es el más septentrional de Mallorca y es el municipio de la Serra de Tramuntana por excelencia. Está formado por la villa de Pollença y los los núcleos de población del Port de PollençaCala Sant Vicenç y Formentor.

A pesar de la belleza natural que rodea su entorno, que deslumbra al visitante, pasear por el casco histórico de la Villa de Pollença nos adentrará en su tradición, su arquitectura, historia y cultura.

Plaça major

La Plaça Major es el centro neurálgico de la villa. En sus inmediaciones destaca la parroquia de la Vírgen de los Ángeles. Está situada sobre la primera iglesia que construyeron los caballeros del Temple en 1248. El templo actual es de 1790 de modelo gótico y ornamentación barroca y está dicacado a la Vígen de los Ángeles, patrona de la villa. Destaca su campanario levantado sobre la antigua torre defensiva del siglo XV.

Museo de Pollença

Podemos continuar la visita en el conjunto del Convento de Sant Domingo. Los frailes dominicos iniciaron su construcción en 1588 y se terminó en 1616. Después de su restauración se ha convertido en uno de los centros más representativos de las actividades culturales de Pollença. Es la sede del Certamen Bienal d’Art de Pollença, del Festival de Música y del Museo de Pollença.

El Museo de Pollença cuenta con una de las más importantes colecciones de pintura contemporánea de la isla. Desde principios del siglo XX Pollença atrajo a artistas como Anglada Camarasa, Tito Cittadini, Bellini, López Nagil, Montenegro y otros, y su renombre internacional atrajo a otros artistas como ahora Mir o De Creff, tanto lationamericanos como locales. En los 60 se puso en marcha el Salón de Arte Estival, convertido actualmente en Certamen Bienal d’Art de Pollença, cuyas obras han ido nutriendo el Museo hasta convertirlo en una de las colecciones más importantes de la isla. Entre sus obras destaca un mandala realizado por monjes budistas en el verano de 1990 cuando Pollença recibió la visita del Dalai Lama.

Jardines de Joan March

Junto al conjunto arquitectónico del Convento de Sant Domingo se encuentran los Jardines de Joan March, donde se pueden contemplar ejemplares de los árboles y de los arbustos más representativos de la flora isleña. Las edificaciones de este jardín son la Torre gótica (siglo XV) y los restos de lo que fue la casa del marqués Desbrull. Este espacio público, hoy convertido en jardín, era el huerto de la casa señorial del marqués Desbrull. En el centro de los jardines se encuentra una escultura del héroe pollencí Joan Mas.

Plaza Velha y plaza de l´Almoina

La plaza Vella es el escenario de dos fiestas locales multitudinarias: la colocación y ascenso al pino de Sant Antoni (17 de enero) y el baile de los Cossiers (2 de agosto ). Si continuamos por la calle del Temple llegamos hasta la plaza de l’Almoina, pequeña plaza que constituye el centro histórico por excelencia. En medio de la plazoleta se encuentra la llamada fuente del Gallo. Esta fuente era el paro de las diligencias y también donde, por Sant Jaume, los palmeros hacían su baile. Hoy, L’Almoina es el escenario del evento festivo por excelencia: el simulacro de los Moros y Cristianos ( 2 de agosto).

Monti-Sion y el Calvario

El templo de Monti-Sion es un edificio sólido y suntuoso de estilo barroco que presenta una sola nave con capillas laterales. El Ayuntamiento de Pollença está integrado en este edificio y tiene la entrada principal a la placeta, mientras que la entrada a las oficinas municipales se hace por la escalonada del Calvario.

Escalonada del Calvario. Foto de Frank Eiffert en Unsplash 

El Calvario es una pequeña colina de 123 metros, antes llamada de los Templarios, a la que se puede acceder por una bellísima escalinata de 365 escalones flanqueada por cipreses desde la calle de Jesús, al lado del Ayuntamiento. La cima es el lugar ideal para contemplar la belleza del paisaje pollensín. El oratorio del Calvario, con fachada barroca, data de 1795, y es el espacio donde se venera la antigua imagen de Nuestra Señora del Pie de la Cruz. El Viernes Santo la plazoleta del Calvario se convierte en escenario del Descendimiento de la Cruz, y después se inicia la procesión que desciende por la escalinata hasta llegar a la parroquia.

Al pie del Calvario encontraremos calles muy pintorescas como: Gruat, San Juan, León, Bonavista, Padronada, Salud, Estrella… Si continuamos por la calle del Lleó y, seguidamente, por la calle del Pont Romà llegaremos al Pont Romà, situado encima el torrente de Sant Jordi. Este puente, formado por dos arcos desiguales, conserva la arquitectura original.

Alcúdia

Foto de malte en Unsplash

El término municipal de Alcúdia está situado en el noreste de Mallorca formando una península de 60,51 km2 entre dos bahías, con muchos kilómetros de costa. Esta costa en unos lugares está formada por playa arenosa y en otras se convierte en costa arisca e incluso con grandes acantilados. 

Alcúdia fue fundada como villa por el rey Jaume II en 1325 y en 1523 el emperador Carlos V, le concedió el título de Ciudad Fidelísima

En Alcúdia la historia está viva. Un paseo por su casco histórico nos llevará a descubrir los restos arqueológicos de la ciudad romana de Pollentia y los dos recintos de murallas, uno medieval y el otro renacentista, por ello ha sido catalogada Conjunto Histórico Artístico.

La villa romana de Pollentia

Pollentia fue fundada después de la conquista de la isla, que llevó a cabo el cónsul Quinto Cecilio Metelo en el año 123 a.c., y supone el inicio de la vida urbana en Mallorca.

El gran desarrollo urbanístico que experimentó entre los siglos I a.c. y III d.c, la convirtió en la ciudad más importante de la época romana en las Baleares, con una extensión de entre 18 y 21 hectáreas.

El trazado reticular, orientado norte a su, organizó el tejido urbano que contó con una red de abastecimiento de agua y alcantarillado.

Actualmente se pueden visitar los restos arqueológicos del barrio residencial Portella, el Foro y el Teatro.

La Portella, es una área residencial, que contiene restos de tres domus (Las casa dels Dos Tresors, la casa del Cap de Bronze y la casa Noroeste), y del trazado viario que las une.

El Foro era la plaza principal. Entre los elementos que se han descubierto están el templo Toscano, dos templetes, un amplio conjunto de tabernae (área comercial), y diversos elementos de tipo ornamental.

El Teatro, estaba situado en las afueras de la ciudad y data del siglo I d.c. Se ha excavado su estructura formada por la cávea, donde se situaba el público la orquestra, y la escena, que ocupaban los actores.

La visita de Pollentia termina en su museo, situado en un edificio histórico del siglo XVI, aquí podremos encontrar los objetos encontrados en las excavaciones arqueológicas.


Deià

En plena montaña se encuentra este pintoresco pueblo con alma bohemia en donde innumerables artistas han encontrado la inspiración. Entre ellos se encuentran el archiduque Luis Salvador de Austria, el escritor Robert Graves, el compositor Manuel de Falla, los pintores Leman, Junyer y Russinyol o los poetas Robert Grabas y Laura Riding, entre otros. 

El encanto de sus construcciones tradicionales de piedra, su privilegiado enclave y la belleza del paisaje que lo rodea hacen de Deia un codiciado lugar de descanso.

De camino a Deià

Para llegar a Deiá tomaremos una preciosa pero sinuosa carretera con el mar con telón de fondo. Hermosas vistas a cada recodo que nos harán detenernos para contemplarlas.

Por el camino encontraremos interesantes paradas uqe nos harán detenernos: el antiguo Monasterio de Miramar y Son Marroig, la finca que perteneció al archiduque Luis Salvador de Austria, enamorado de la isla. Desde el mirador sobre Sa Forada contemplaremos la impresionante roca con su agujero de 18 m de diámetro.

El pueblo de Deiá

Además de sus bellas callecitas empedradas y de la belleza del paisaje que le rodea, Deiá ofrece otros atractivos al visitante. Podemos visitar la Casa de Robert Graves, residencia del escritor inglés, autor de la novela Yo, Claudio, entre otras; la iglesia y el cementerio, en lo alto de la colina, con bonitas vistas panorámicas accesibles por empinadas calles; el Museo Arqueológico, fundado en 1962 por el arqueólogo norteamericano William Waldren y el Museo Parroquial. 

Qué hacer en Deiá

Desde Deiá podemos realizar numerosa rutas de senderismo, como el itinerario a la cala de Deià, una pequeña cala rocosa de aguas cristalinas; a la aldea de Llucalcari, o la excursión a la península de sa Foradada. La ruta GR-221 pasa también por este paraje y el refugio de Can Boi puede ser una buena opción para aquellos que atraviesan la serra de Tramuntana. 

La lista de pueblos bonitos de Mallorca es interminable. Te invitamos a seguir explorándolos y sorprendiéndote con su belleza interior.

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