Las Islas Cíes nos llaman, como las sirenas a los marineros, para que vayamos a descubrirlas. Su poderosa presencia nos va a seducir desde el mar mientras recorremos las Rías Baixas, desde la Península de Morrazo a Baiona, lanzándonos sus cantos de sirena para que no nos resistamos y emprendamos travesía hacia estas islas de los Dioses.
El paraíso gallego
Galicia cuenta con un paraíso que nada tiene que envidiar al Caribe, salvo en la temperatura de sus aguas, las Islas Cíes.
Protegiendo la entrada de la Ría de Vigo se encuentra el Archipiélago de las Cíes, que forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, junto con Ons, Sálvora y Cortegada.
El archipiélago está compuesto por tres islas: Monteagudo, conocida por como la del norte, O Faro, la del medio, y San Martiño, la del sur (sólo accesible con barco privado), un pequeño paraíso de arenas blancas, aguas turquesas, faros y bosques bañado por las aguas del Atlántico.
Las islas Cíes, llamadas así por su apodo romano de Siccas, las islas secas, fueron antiguo refugio de piratas y ahora preciado lugar donde disfrutar de un día de tranquilidad en la playa.
Cómo llegar a las Islas Cíes
Para aceder a ellas es obligario obtener un permiso, ya que el acceso a las islas durante el verano está limitado a 2000 personas al día (además de los 200 que acceden en grupos y los 700 que se alojan en el camping). Este es un requisito obligatorio para poder comprar el billete de barco.
Hay varias compañías que realizan el servicio desde Vigo, Baiona o Cangas a las islas de Monteagudo y O Faro, por un precio que oscila entre los 16 y los 18´50€ para adultos.
El trayecto en barco hasta las islas es precioso. Cuarenta minutos de navegación por las tranquilas aguas de la ría de Vigo, mientras dejas atrás las bateas de mejillones y avistas, en la otra orilla, las playas salvajes de la Península de Morrazo, hacen que llegues a las islas en un estado de relax y desconexión.
Disfrutar de las Islas Cíes
El barco atraca en el muelle de la Isla Norte, en uno de los extremos de la Playa de Rodas. Junto al muelle encontraremos el primero de los tres restaurantes de las islas.
Las islas del Norte y Medio están unidas por la playa de Rodas, la playa más bonita del mundo, como calificó el periódico británico The Guardian, en 2007, a este paradisiaco arenal de frías aguas cristalinas.
La Playa de Rodas tiene forma de media luna y está rodeada de bosque, donde buscar la sombra después de un día de playa, y de una laguna que se forma con las mareas, ideal para los niños. El paso de una isla a otra se puede realizar por la misma playa, el trayecto más largo, o por un camino de piedra que atraviesa la laguna, que se cierra con la marea llena.
Junto a esta playa se encuentra el campamento y otro de los restaurantes que encontramos en la isla.
A las Cíes se puede ir a pasar el día, llevando tu propio picnic o comiendo en uno de tres sus restaurantes, o puedes pernoctar en el camping, en donde te dan la opción de llevar tu propia tienda o de alquilar una caseta con cama. Esta es una experiencia única, ya que dormiremos arrullados por los graznidos de la colonia de gaviotas que habitan en la isla y podremos disfrutar de la tranquilidad de la isla cuando se van los visitantes.
Senderos para recorrer
Uno de los principales atractivos de estas islas, y también de las playas de la Península de Morrazo, es que el bosque llega casi hasta la orilla, por lo que puedes estar paseando entre frondosos y aromáticos eucalíptos, observando las coloridas flores silvestres, y cuando levantas las vistas te das de bruces con las impresionantes playas de arena blanca y aguas turquesas de este Caribe gallego.
Además de disfrutar de las irresistibles playas de arena blanca, se pueden realizar diversos paseos, como el que nos lleva al Gran Faro de Cíes con sus fotogénicas escaleras en zig-zag, situado en la isla del medio. De camino al faro pasaremos por la Pedra da Campá, una roca con un gran agujero en medio que enmarca el sol al atardecer.
Desde lo alto del faro observaremos más abajo el Faro da Porta, menos vistoso pero con un sendero que bien vale la pena ya que nos regalará un precioso paseo junto al mar y la vista de los acantilados que encontramos al final del camino. En los meses de cría de las gaviotas, julio y agosto, hay que tener cuidado con ellas porque pueden ser agresivas para defender a sus polluelos.
Las gaviotas están muy acostumbrada a la presencia humana en la isla, así que pueden llegar a tomar muchas confianzas, como picotearte tu bocadillo.
Junto con las gaviotas patiamarillas, que tienen su mayor colonia en las islas, podremos avistar también cormoranes secando su negro plumaje al sol en las rocas.
En la isla del Norte hemos de subir al Alto del Príncipe, para disfrutar de unas preciosas vistas de todo el archipiélago.
Playas de las Cíes
Además de la popular Playa de Rodas, podemos encontrar otras playas más alejadas en las que disfrutar de la tranquilidad que nos ofrece este edén gallego.
Cuando sopla el viento, en la isla de O Faro podemos buscar refugio en la playa de Nosa Señora, pero tendremos que estar atentos ya que con la subida de la marea nos podemos quedar sin playa.
Otro rincón resguardado del viento es la Playa de Muxeiro, situada al otro lado del muelle, en la isla del Norte.
En esta misma isla, quienes quieran disfrutar de las Cíes al natural, encontrarán en la playa de Figueres (o del alemán) su playa nudista.
Atardeceres inolvidables
Los atardeceres en las islas Cíes son irrepetibles. Cielos que se tiñen de naranjas y rojos mientras el sol se esconde en el mar.
Acabar el día disfrutando del atardecer desde la terraza del Bar Serafín, sobre la playa de Rodas, saboreando un pescado fresco con una copa de albariño, puede ser el final perfecto para un día en el paraíso.
Pero también lo es navegar de vuelta por la Ría de Vigo envueltos en las cálidas tonalidades del atardecer, mientras vemos acercarse el imponente puente de Rande, que nos recuerda que ya volvemos a tierra y que las Islas Cíes no fueron un sueño, que el paraíso está muy cerca.
¿Te gustaría vivir esta experiencia en las Islas Cíes?