David Baute es un hombre con suerte. Una de esas personas que ha sabido cumplir sus sueños y vivir de lo que le apasiona sin renunciar a su familia y ni al lugar en el que nació y vive, Garachico.
Una vida en torno a la cultura
Este cineasta, formado entre Madrid y Cuba, cuenta con más de 30 títulos en su filmografía y ha coproducido con países tan diversos como Mauritania, Uruguay, México, Brasil, Senegal, República Dominicana y Polonia.
Entre sus 20 años de filmografía con su productora Tinglado Film encontramos largometrajes como “Ella(s)”, y documentales como “Milagros” o “La murga, ópera Popular”, o el cortometraje documental “Rosario Miranda”, sobre las vivencias de un travestido rural.
Su último largometraje documental «Exodo climático«, se alzó con la Espiga Verde de la última edición de la Festival Internacional de Cine de Valladolid y cuenta nos acerca al drama de tres mujeres, que deben abandonar su hogar y su cultura, por las consecuencias del cambio climático.
Para Baute “las pequeñas historias locales que son las grandes historias universales” por lo que vivir en un pueblo como Garachico es fuente de inspiración.
“ ¿Qué no se puede hacer desde un sitio pequeño?” Para él todo se puede. Lo viene demostrando desde Miradas Doc, el Festival de Cine de Realidad que se celebra en Guía de Isora, del que ahora es director (ha sido director del mercado desde sus inicios), y desde Área Garachico, el proyecto de promoción cultural del municipio que encabeza. Un proyecto integrador consensuado con todos los sectores para que la cultura sea un elemento de dinamización y cohesión social. Un proyecto muy de todos, del que participan grandes y mayores, y en el que se forma a los jóvenes para que trabajen en los equipos que hacen realidad estos proyectos.
En Garachico la cultura sale a la calle
Área Garachico tiene como “grandes repiques” los eventos que se celebran a lo largo del año, como el Festival de Cine Medioambiental o Cuadernos Escénicos, pero “la esquila” es la actividad de formación que se lleva a cabo durante todo el año y que han conseguido que el pueblo participe y disfrute de los eventos que allí se celebran.
La falta de teatros o auditorios se ha transformado en una oportunidad para que las plazas, calles, conventos y espacios naturales de Garachico cobren protagonismo. La música, la danza, la sátira, el cine, el circo, la gastronomía… van transformando la Villa a lo largo de los meses.
La agenda cultural arranca el uno de enero, con el Concierto de Año Nuevo de Tenerife, interpretado por la Big Band de Canarias y cantantes internacionales invitados.
En marzo, Memoria Mágica, un proyecto dirigido por Cirilo Leal, pone a los estudiantes en contacto con los mayores del municipio para rescatar la historia de Garachico a través de sus historias, poniéndoles en valor. El documental resultado de esta investigación se presenta cada año en el FICMED.
En abril el teatro clásico cobra protagonismo en Hipócritas, Festival de Teatro Clásico, dirigido por Arantza Coello.
La última semana de mayo David se pone al frente del FICMEC, Festival de Cine Medioambiental, que convierte el pueblo en una sala de cine al aire libre y en foro de debate acerca de temas medioambientales.
En junio el muelle viejo acoge las risas inteligentes y la sátira durante el Jaleo Fest, comandado por la compañía Abukaka.
En julio, la danza contemporánea invade los barrios de La Montañeta o El Guincho, las piscinas y el Caletón, la glorieta o el Convento de San Francisco durante los Cuadernos Escénicos dirigidos por el bailarín Roberto Torres.
Agosto es mes de las fiestas de San Roque en Garachico pero también de Atardeceres sonoros y de los cuentos.
En septiembre, el circo toma las calles durante el Circundando.
Octubre es el mes más sabroso, con la celebración de Paisajes Gastronómicos, que recibe a cocineros de las islas y de toda Europa.
Los Sonidos de Noviembre invaden las calles y los hoteles de Garachico durante todo el mes. La música toma el protagonismo para celebrar Santa Cecilia con maratones de piano y actuaciones de músicos callejeros.
Son eventos en los que Garachico es una pieza más del engranaje: su patrimonio, su naturaleza, su gente, son parte intrínseca de cada uno de ellos y eso forma parte de su atractivo. En Garachico la cultura está viva y se vive.
Esta variada e interesante oferta cultural es una excusa para acercarse una vez más a este municipio de la Isla Baja al que siempre hay que volver.
Los rincones favoritos de David Baute
Cada rincón de Garachico está cargado de encanto, pero Baute tiene sus lugares favoritos.
El barrio del volcán es el barrio en el que se crió, “dos calles de puertas abiertas donde se vivía en la calle y todas las casas eran tu casa”. Un pequeño barrio, en el que aún viven sus padres, que cuida las tradiciones y que en el día de Reyes “se adorna con faroles y se cubre el suelo con poleo y hierba”.
El Muelle Viejo es el lugar de sus veranos, de los baños en el mar, las cervecitas con amigos y los atardeceres con la isla de La Palma al fondo.
Baute tiene un momento del día favorito, cuando anochece y los turistas se han ido y las calles se quedan desiertas y sólo se escucha el tañir de las campanas y el graznido de las gaviotas que vuelan desde El Roque a las montañas. Es ahí cuando se da cuenta de que es afortunado por haberse criado en Garachico rodeado de su familia y de la gente del pueblo, y siente que todo lo que ha conseguido se lo debe a todos los que vinieron antes de él.
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