Hay personas que consiguen vivir de sus sueños. Eva Abal es una de ellas. Una ingeniera de telecomunicaciones gallega que dio un giro a su carrera profesional para vivir de sus dos pasiones, la escritura y los viajes. Una pasión que le ha llevado a visitar más de 50 países (¡ha perdido la cuenta!) y que comparte a través de su blog, Un viaje, una idea.
Vivir de un blog de viajes
Comenzó a escribir su blog en 2012 para recopilar, «de forma ordenada y concisa», la información de sus viajes. Recuerda que de cada viaje guardaba mapas, entradas, recortes… en unas bolsitas de plástico que iban pasando de mano en mano entre sus amistades hasta que decidió volcar esta información en un blog.
En 2014 pidió una excedencia en su trabajo para dar la vuelta al mundo. Un viaje de once meses que inició acompañada por un amigo pero que, pasados unos meses, prosiguió en solitario, lo que le permitió conocer a gente nueva, aprender a sacarse las castañas del fuego, disfrutar de su libertad y darse cuenta de que estaba a gusto con ella misma.
Un viaje en el que visitó muchos lugares, pero del que conserva un especial recuerdo de la mítica Isla de Pascua, un lugar tan aislado, llamativo y místico, con sus misteriosos y gigantescos moais, y al que regresó años después, en 2019. Estos once meses de viaje por el mundo le ayudaron a ser «más respetuosa y observadora con las culturas y las formas de vida«.
A la vuelta de su viaje volvió a incorporarse a su trabajo pero de forma parcial, para poder dedicarle más tiempo a su blog. Ya en 2017, mientras seguía trabajando por cuenta ajena, se dio de alta como autónoma, para un año después entregarse en cuerpo y alma a su proyecto.
A la pregunta de si se puede vivir de un blog de viajes Eva nos cuenta que sí que se puede. Y para ella “poder vivir de” tiene un matiz, significa poder mantener su piso en España y poder hacer la vida que le gusta, salir a comer, viajar…y para ello hay que monetizar el blog. Ella lo hace redactando para otros, haciendo campañas de turismo y mediante los afiliados. Pero lo que le ha permitido diferenciarse es especializándose en unos cuantos destinos: Grecia, en donde vivió como estudiante de Erasmus y a donde vuelve y vuelve; Chile, donde ejerció de ingeniera y en donde estuvo de nuevo en 2019 recorriendolo durante un año, junto a Argentina ; Namibia, y Galicia, su casa.
Galicia, el destino estrella de este año
Recorrer tantos países le ha ayudado a valorar lo que tiene cerca de ella, Galicia. Una región con muchos elementos para poner en valor: playas salvajes, naturaleza, historia, etnografía y una gastronomía muy rica.
Después de tantos años sin parar de viajar, recuerda con nostalgia su última escapada a Porto en enero de 2020, cuando aún no sospechaba que Galicia iba a ser su destino estrella por un largo tiempo. Redescubrir lo que tenía más cerca y todos aquellos sitios que siempre quedaban pendientes le han ayudado a matar el mono viajero. Dice que cuando termine la pandemia ella y su pareja, el también viajero Dani Keral, serán los mejores anfitriones de su tierra.
Para Eva aún hay mucho que descubrir en Galicia. Este verano muchos turistas nacionales vinieron de vacaciones a la región y han descubierto muchos lugares fuera de las rutas turísticas. ¡Pero hay muchos más!. Galicia está llena de rincones increíbles y desconocidos, como A Veiga, un lugar ideal para la observación astronómica; o Valdeorras, que fue paso de los romanos, y donde conviven un parque natural, lagunas glaciares y restos romanos.
Eva tiene un lugar favorito en las Rias Baixas, fuera de los circuitos turísticos, la Ría de Muros e Noia. Podemos encontrarla en la playa salvaje de das Furnas, con «muy buenas olas para el surf, poca gente y vistas al Monte Louro». Cerca de allí encontraremos otro de sus lugares favoritos, el Castro de Baroña, una fortaleza situada en una península rodeada de playas, en donde podemos comprender como vivían los habitantes de los castros.
Vigo no es una ciudad de paso
La ciudad de Vigo la conoce muy bien, ya que vivió allí durante sus años de estudiante universitaria y sus primeros años de trabajo. Diez años en los que disfrutó mucho de esta ciudad, a la que tiene mucho cariño. Una ciudad que disfruta de un microclima dentro de Galicia y de vistas impresionantes y a la que le ha dedicado una guía en su blog.
Le preguntamos a nuestra amiga viajera por su lugar favorito para quedar. No tienen dudas: “la farola del Príncipe, un lugar que me trae muy buenos recuerdos”. El punto de encuentro por antonomasia en la ciudad. La farola está situada en uno de los extremos de la calle Príncipe, cerca del Museo de Arte Contemporáneo MARCO, su preferido en la ciudad.
Para dar un paseo nos recomienda salir del centro e ir al Parque de Castrelos, un gran parque con un auditorio al aire libre en el que se celebran conciertos y en el que se encuentra el Pazo Quiñones de León, que acoge el Museo de la Ciudad. En sus cuidados jardines podemos contemplar el espectáculo de las camelias en flor durante el invierno.
Si queremos sentir la esencia marinera de Vigo, tenemos que irnos hacia Bouzas, un barrio que hasta 1904 era independiente de la ciudad, y que conserva las casas bajas de los marineros junto al paseo marítimo, “un pueblo marinero dentro de Vigo”. El lugar perfecto para ir de tapas, de bar en bar.
En una ciudad que mira al mar, hay que buscar un buen lugar para disfrutar la puesta de sol y de las vistas a las Islas Cíes y la Ría de Vigo. Desde el Parque Do Castro podremos disfrutar de esos “atardeceres espectaculares” que son su sello de identidad (¡si la boira no lo impide!)
Vigo es sinónimo de buen comer. No podemos irnos de aquí sin tomar un albariño y saborear algún plato de marisco o pescado fresco de la Ría. A Eva le gusta mucho un restaurante “de esos que si miras desde fuera no quieres entrar, pero del que si entras no quieres salir”: Casa Gazpara. Las almejas a la marinera están para chuparse los dedos.
Vigo y alrededores
Si vamos a pasar varios días en Vigo, nos recomienda que recorramos los alrededores. Podemos ir a pasar el día a las islas Cíes, o cruzar en barco la Ría hasta Cangas, un pueblo marinero del que reza el dicho “Haz como el sol, veranea en Cangas”, o dirigirnos hacia el sur costeando hasta A Guarda, en la desembocadura del río Miño y el final de la ría de Vigo
Para Eva Vigo es una ciudad que merece la pena conocer, no solo como ciudad de paso, sino para descubrir su patrimonio industrial, sus agradables paseos, su gente trabajadora y amable, su rica gastronomía… En los últimos años algunas acciones como el encendido navideño o el Festival de Arte Urbano, Vigo ciudad de color, han conseguido que se empiece a hablar de ella.
Eva mantiene viva su llama viajera escribiendo y contando sus historias en su blog y en otros medios con los que colabora. Ya anda soñando en sus próximos destinos para cuando podamos volver a viajar, seguramente Chile o Grecia, a los que siempre regresa. Mientras sigue disfrutando conociendo lo que tiene más cerca, Galicia.