Canarias es una tierra privilegiada, por nuestro clima, nuestros paisajes, nuestra ubicación… pero tenemos que sumar algo más a la lista de cosas que nos hacen únicos: ¡somos el primer lugar de España en el que florecen los almendros! Así que habrá que celebrarlo, ¿no?
Para disfrutar de este espectáculo de belleza efímera que nos regala cada año la naturaleza tan solo tenemos que subir a las medianías de Gran Canaria, La Palma, Tenerife, La Gomera y El Hierro y perdernos por los senderos o pararnos al borde de la carretera para recrearnos con las delicadas pinceladas de color blanco y rosa con las que se tiñen los campos isleños.
Con la floración de los almendros el campo se pone guapo para hacer más llevadero el invierno y prepararse para la primavera. El espectáculo dura sólo unas pocas semanas, que varían cada año en función de las temperaturas y la lluvia. En pueblos como Valsequillo y Tejeda en Gran Canaria, Puntagorda en La Palma o Santiago del Teide en Tenerife aprovechan para organizar actividades en torno a este motivo: rutas guiadas para todos los públicos, carreras, exposiciones, mercadillos de productos locales, talleres gastronómicos con la almendra como protagonista, conciertos… Una auténtica celebración en torno a la naturaleza.
Este año la floración se ha adelantado un poco y en Santiago del Teide ya se percibe mucho ambiente el último domingo de enero. La plaza de la Iglesia está muy animada ya que en los puestos del mercadillo agro-artesanal, que se repetirá cada fin de semana hasta el 16 de febrero, degustan y compran los productos locales y de otras islas los caminantes que han participado en alguna de las rutas guiadas que organiza el Ayuntamiento para todos los públicos; las familias y parejas que han venido a pasar el fin de semana al hotel rural o los turistas que disfrutan descubriendo el ambiente y las tradiciones locales.
Pero no nos distraigamos, ¡que hemos venido hasta aquí para disfrutar de los almendros!
Para muchos subir a verlos es una cita ineludible que se repite año tras año en su agenda. Como quién va a visitar a unos parientes lejanos, regresan a Santiago del Teide para ver con qué les sorprende este año la naturaleza. Es tan solo una excusa más para disfrutar de este bello paisaje que invita a la calma. Reencontrarse año tras años con los mismos árboles y ver cómo pasa el tiempo, por ellos y por nosotros.
Muchos inician su ruta desde la plaza de Santiago del Teide, para luego seguir la ruta de los almendros hasta Arguayo. Yo hoy voy de ruta con una de las empresas de actividades al aire libre que organiza cada año salidas para disfrutar de la floración, Patea tus montes, que nos va a llevar a hacer otro recorrido partiendo de El Calvario de los Baldíos, en el Valle de Arriba. El lugar en el que cuentan que se detuvo la lava del volcán Chinyero en noviembre de 1909, la última erupción registrada en Tenerife.
Entre muros de piedra y con la colada volcánica del Chinyero a unos metros de nosotros, nos detenemos a disfrutar de los primeros almendros en flor que nos encontramos. Si para todo el mundo es un árbol hermosísimo, para un fotógrafo es como la miel para las abejas. ¡No te puedes resistir! Así que acercas el objetivo y compites con ellas para sacar un detalle de una flor, un brote a punto de abrirse… ¡maravilla!
Mientras disfrutamos de esta belleza, nuestro guía, José María, nos cuenta que este árbol es de la familia de las rosaseas, por eso su flor tiene un olor tan delicado, y que procede de Asia Central, aunque ya lleva introducido en España más de 2.000 años.
Continuamos nuestro camino. Los muros de piedra que separan las diferentes parcelas están rodeados de serrajeras, poleos, hinojeras y tuneras. Los almendros comparten terreno con las higueras, que se muestran desnudas, luciendo su esqueleto invernal.
Avanzamos por terreno volcánico, atravesando el malpaís del Chinyero. Nos paramos a observar como los líquenes han colonizado la vertiente norte de las rocas gracias a los vientos húmedos, mientras que en la que da al sur no hay vida.
Frente a nosotros, el pico del Teide asoma tímido detrás de la Montaña del Estrecho, que reluce cubierta de verdes pinos.
Dejamos atrás el terreno irregular de roca volcánica y nos encontramos con un valle con almendros teñidos de rosa. A la derecha, en dirección a Arguayo, la montaña de Bilma y la Fortaleza de Arguayo. El mar está como un plato y el cielo azul, hemos logrado distraer al chipi-chipi que nos perseguía a primera hora. Seguimos nuestra ruta ascendiendo hacia el norte.
Desde esta cota podemos ver con más perspectiva la belleza del valle, atravesado por las coladas de lava y salpicado de almendros. Detrás de la montaña de Bilma, La Gomera se asoma tan clara que parece que la podemos tocar.
Por este camino los almendros van siendo cada vez más escasos. Algunos conservan aún los frutos del año pasado, señal de que sus dueños los han abandonado. Por el camino encontramos algunos ejemplares aislados de alhelí del Teide, que nos indican la proximidad del parque nacional.
Después de un rato caminando paralelamente al canal de agua, el pico del Teide se muestra más imponente, como un Fujiyama canario.
La vegetación cambia radicalmente según nos metemos en el pinar, que luce aún sus troncos quemados del incendio de 2007, pero sus agujas fuertes y verdes nos hablan de resiliencia.
Descendemos entre pinos hasta los llanos. El camino se vuelve más monótono con escobonales e hinojeras, que sirven de forraje para el ganado.
Paramos en un claro a comer un bocadillo y descansar un rato y proseguimos nuestro camino que nos lleva de vuelta al punto de partida.
Según nos acercamos vuelven a aparecer los almendros, primero aisladamente y poco a poco en mayor número. Algunos con las ramas cuajadas de brotes a punto de eclosionar, que anuncian que el espectáculo continuará… unas semanas más.
Con las piernas cansadas, pero sintiéndonos felices, nos dirigimos de vuelta a Santiago del Teide.
Regresamos al Hotel Rural La Casona del Patio, situado en una preciosa casona canaria del siglo XVII con una amplia era desde la que podemos seguir disfrutando de los almendros que la rodean y de las vistas al Teide. Nos espera una deliciosa cena en la que la almendra será la protagonista absoluta. Una exquisita propuesta que han preparado especialmente en el Restaurante La Casa Vieja, situado en la antigua casa del Marqués de Santiago del Teide, para celebrar esta fiesta de los sentidos que es la ruta de la almendra de Santiago del Teide.
El fin de fiesta perfecto para un día apasionante en el que celebramos la naturaleza.
Bea says:
Me ha encantado el artículo, fotografías preciosas!!
Patri Cámpora says:
Nos alegramos que te hayan gustado, Bea!
josé maría pérez says:
Un verdadero placer acompañarles. J.M. guía de PateaTusmontes.com
Marivi says:
Bonito cuando pueda iré por alli
CanariasViaja.com says:
Los tenemos muy cerca. Una maravilla!