Garajonay, declarado Parque Nacional en el año 1981, es una de las mejores representaciones de bosque de laurisilva del planeta. Una formación boscosa que recuerda a las selvas tropicales, donde conviven frondosos laureles, con brezos gigantescos, lleno de helechos, musgos y lianas trepadoras.
Un bosque con leyenda
Según cuenta la leyenda Garajonay recibe su nombre por la historia de amor entre la princesa gomera Gara, y el hijo de un mencey tinerfeño llamado Jonay. Al parecer estos jóvenes se enamoraron durante un encuentro entre los menceyes de ambas islas. Sin embargo, un adivino predijo que su amor traería desgracias en forma de fuego y de lava, por lo que los padres de ambos jóvenes lo prohibieron. A pesar de ello, Jonay escapó nadando sobre unas pieles de cabra hasta La Gomera, donde se refugió con su amada en los bosques más altos de esa isla. Al verse acorralados afilaron una lanza por ambos extremos, la apoyaron entre ambos y se fundieron en un abrazo que acabó con sus vidas para siempre.
Garajonay, bosque de niebla.
El Parque Nacional de Garajonay, es uno de los bosques de laurisilva mejor conservados del planeta. Este tipo bosques se encuentra en las islas más montañosas del archipiélago, en Azores, Madeira y algunos rincones del sur de Europa y norte de África.
Se trata de un bosque atrapado por las nubes, ubicado en las caras norte de las islas, totalmente expuesta a los húmedos vientos alisios que arrastran partículas de agua a lo largo de todo el Atlántico norte, para luego chocar y depositarse en las hojas y ramas de los árboles del bosque.
La alta humedad favorece la presencia de una gran cantidad de musgos, líquenes, helechos y hongos que cubren las ramas de buena parte de los árboles, dándole un aspecto primitivo y fantasmagórico, similar a una selva tropical. En algunos lugares recuerda a las lejanas junglas malayas, las selvas amazónicas o a las escenas de la famosa saga de películas basadas en la novela de Michael Crichton, Parque Jurásico.
La laurisilva canaria es realmente un superviviente. En el periodo terciario, época en la que los dinosaurios aún andaban por aquí, hace más de 20 millones de años, ocupó buena parte del sur de Europa y el norte de África. Es un bosque muy diverso, donde coexisten en torno a una veintena de árboles diferentes, los más representativos pertenecen a la familia de los laureles, como son el laurel canario, el viñátigo, el til y el barbuzano. Otras especies muy representativas son la faya, el brezo, el tejo, el acebiño, el follao, el palo blanco, la hija, el naranjero salvaje o el mocán. De las ramas de los árboles más altos cuelgan lianas, enredaderas o plantas trepadoras como la hiedra de monte, la gibalbera o el corregüelón de monte.
El hogar de las palomas de laurisilva.
Muchos observadores de aves y amantes de la naturaleza viajan hasta aquí para observar a las raras y escasas palomas de la laurisilva.
La laurisilva canaria, y en especial Garajonay, es el hogar de la paloma rabiche y la paloma turqué, dos especies de aves exclusivas de las islas Canarias y que mantienen una estrecha relación con este bosque, ya que ambas son grandes devoradoras de frutos, actuando como dispersoras de las semillas de los árboles, ayudándolas a viajar por el bosque dentro de sus estómagos. La paloma turqué tiene un plumaje de tonalidades algo más azuladas, en vuelo muestra una banda de color gris a mitad de la cola, vive en el interior del bosque y construye sus nidos en la copa de los árboles.
Sin embargo, la paloma rabiche es algo más oscura, con tonalidades color morado en su plumaje, posee una llamativa banda blanca al final de la cola, ubica sus nidos en el suelo y vive principalmente al borde del bosque en barrancos y zonas acantiladas.
Además de las famosas palomas podemos observar varias especies de aves, como el pinzón vulgar, el gavilán común, el mosquitero canario y el esquivo reyezuelo de Tenerife.
La especies de fauna más interesantes desde el punto de vista de la conservación, son los invertebrados, ya que aquí vive un importante grupo de seres exclusivos de este bosque. Caracoles, babosas, arañas, saltamontes no voladores y escarabajos son algunas de estas joyas de la biodiversidad.
La mejor forma de descubrirlo es recórrelo a pie.
Garajonay a pesar de su orografía, formada por multitud de barrancos, acantilados, lomadas y crestas, posee una amplía de red de senderos que ponen en contacto a toda la isla, cruzando buena parte de los senderos y caminos por el propio Parque.
Para adentrase en el Parque lo ideal es empezar visitando el centro de visitantes Juego de Bolas en la cara norte, en el municipio de Agulo. Aquí podrás obtener toda la información necesaria para descubrirlo.
Además del centro de visitantes y los puntos de información de Laguna Grande y San Sebastián, el Parque dispone de una gran cantidad de carteles y señales informativas actualizadas y muy didácticas.
Uno de los senderos más visitados es del Bosque del Cedro, que va desde el Contadero hasta el Caserío del Cedro pasando por la ermita de Nuestra Señora de Lourdes. Lugar donde se celebraba una de las romerías más singulares de Canarias, a ritmo de chácaras y tambores. En esta zona más frondosa se encuentra el riachuelo del Cedro, que lleva agua durante todo el año.
Si lo que quieres es recorrer un sendero circular de corta distancia lo ideal es el Jardín de las Creces, con unos 4 kilómetros de recorrido. Una excelente manera de conocer los arboles de la laurisilva gomera.
La Cañada de Jorge en el sector sur del Parque, nos permite conectar con otros lugares de la isla y bajar hasta Arure. Aunque este sendero también tiene la opción de recórrelo en circular. La zona desde donde parte, suele estar cubierta por la niebla, dándonos una idea de las importancia de la humedad para este bosque esponja.
Si por el contrario decides recórrelo en coche no puedes dejar de visitar su red de miradores, que actúan como balcones sobre el bosque. El más popular es el mirador de los Roques, en el extremo oeste del Parque, desde donde podrás disfrutar de las vistas de los mastodónticos Roques de Agando, Ojila, La Zarzita y Carmona.
Desde los miradores del Lomo del Dinero y Vallehermoso en la estrecha carretera que va de Juego de Bolas a la zona recreativa de Laguna Grande, pueden ver algunos de los barrancos más frondosos de Garajonay.
Al atardecer, el mirador del Alto de Garajonay se convierte en una parada obligatoria, pues desde este lugar además de poder contemplar bellas puesta de sol, se puede ver el Parque casi por complejo con la silueta del pico Teide de fondo.
Garajonay, un patrimonio natural único a nivel mundial.
Su buen estado de conservación y la belleza de su paisaje le ha hecho merecedor de su inclusión en 1986 dentro del catálogo de bienes Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO. Siendo junto al Teide y la ciudad de La Laguna, los tres sitios patrimonio mundial de la humanidad de las islas.
Garajonay no se puede entender sin hablar del resto de la isla de La Gomera. Los habitantes de la isla desde siempre han mantenido una especial relación con el bosque. Tradiciones y costumbres que en algunos casos aun perviven, como son el silbo o el folklore están relacionados con los antiguos usos y formas de vida.
El bosque sin lugar a dudas ha marcado la vida de los gomeros, influenciando hasta su gastronomía con platos tan tradicionales como el potaje de berros o el puchero, y una repostería más que exquisita.
Esta marcada relación de sostenibilidad entre hombres y naturaleza la hizo merecedora en el año de 2012 de la declaración de La Gomera como Reserva de la Biosfera.
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