Belém es uno de los barrios lisboetas que no te puedes perder si viajas a Lisboa. Hay decenas de motivos para coger el tranvía o el autobús y dirigirte a este barrio situado en las afueras de Lisboa, en dirección hacia la desembocadura del Tajo. En sus calles encontrarás historia, gastronomía, arquitectura, museos, cultura, jardines y vistas increíbles al Tajo.
Belém es un lugar con mucha historia. Desde la orilla de la playa de Restrelo partieron los navíos y carabelas que descubrirían otros continentes y que convertirían a Portugal en uno de los imperios más poderosos del mundo.
La importante historia marítima de Portugal se refleja en algunos de los monumentos que encontraremos aquí, como la Torre de Belem o el Monasterio de los Jerónimos, construido con los impuestos recaudados en las colonias.
La celebración de la Exposición del Mundo Portugués de 1940 fue clave en el desarrollo de la zona. Belém entró en el siglo XX con la urbanización de sus calles y la construcción de pabellones, plazas y monumentos, como la Plaza del Imperio.
Vamos a dar un paseo por el barrio de Belém, un barrio lleno de historia.
Como llegar a Belém
Pese a estar un poco alejado del centro, Belém está muy bien comunicado por autobús (728) y tranvía (15). El viaje de algo más de media hora bien vale la pena porque encontrarás algunos de los monumentos más emblemáticos de Lisboa como la Torre de Belém o el Monasterio de los Jerónimos, monumentos Patrimonio de la Humanidad y muchos museos interesantes, como el Museo Nacional de Carruajes.
Qué ver en Belém
En Belém hay muchísimo que ver, así que programa al menos una mañana para poder recorrerlo y entrar a alguno de sus museos o monumentos. Pero si quieres visitar varios museos y monumentos, bloquea un día de tu viaje para explorar uno de los barrios más interesantes de la ciudad.
El Monasterio de los Jerónimos
Sus trescientos metros de fachada te dejarán sin palabras. Estás ante uno de los monumentos más importantes de Portugal y ante la joya del estilo manuelino.
El Monasterio de los Jerónimos (Mosteiro dos Jerónimos) está construido sobre los restos de una antigua ermita fundada por Enrique el Navegante donde, se cuenta, Vasco de Gama y su tripulación rezaron antes de viajar a la India.
El rey Manuel I ordenó su construcción para celebrar el regreso de la India de Vasco de Gama y esta fue financiada con los impuestos procedentes de las colonias. El Monasterio terminó de construirse en el siglo XVI, aunque el ala oeste y el campanario no se terminaron hasta el XIX, y se puede apreciar que no guardan armonía con el resto del conjunto.
Vale la pena entrar y descubrir su hermoso claustro y su iglesia. Si quieres visitarlo, acude temprano porque se forman importantes colas para acceder. En una de sus alas se encuentra el Museo de Arqueología, el más importante de Portugal en su campo.
Frente al Monasterio, la Plaza del Imperio, la mayor plaza de Portugal construida para la Exposición del Mundo Portugués.
Al otro lado de la Plaza encontrarás uno de los dos edificios del Museo Nacional de Carruajes, que guarda una valiosa colección de carruajes de los siglos XVII al XIX.
Centro Cultural de Belém
A unos metros de los Jerónimos, pero a varios siglos de distancia, encontramos en Centro Cultural de Belém, diseñado por los arquitectos Manuel Salgado y Vittorio Gregotti con motivo de la entrada de Portugal en la Unión Europea y una de las referencias del Portugal Moderno.
En Centro Cultural de Belem acoge la colección más importantes de arte moderno y contemporáneo del país, el Museo Berardo, con piezas de artistas internacionales con Wharhol, Pablo Picasso, Fracis Bacon, entre muchos otros, y de artistas contemporáneos portugueses como Vieira da Silva. Un recorrido por la creación artística del siglo XX..
El Centro Cultural de Belém atrae a muchos lisboetas y visitantes con sus exposiciones y conciertos, pero también con sus jardines y terrazas, y es uno de los principales polos culturales de la ciudad.
Monumento a los Descubrimientos
Creado como una obra efímera para la Exposición del Mundo Portugués, por el arquitecto Cottinelli Telmo y el escultor Leopoldo de Almeida, fue reconstuido, de manera definitiva, con motivo del 500 aniversario de la muerte del infante D. Henrique. Con este motivo, el Gobierno de Sudáfrica regalo la monumental Rosa de los Vientos, diseñada en el estudio del arquitecto Cristino da Silva, que decora el pavimento a los pies del monumento.
El Monumento a los Descubrimientos simboliza una carabela. En su popa, el infante D. Henrique y a su lado navegantes, reyes, pintores, escritores y otras personalidades asociadas a los Descubrimientos.
El interior del monumento acoge un auditorio y salas de exposiciones. Al atardecer se pueden disfrutar, desde su mirador a 56 metros de altura, de las mejores vistas de la desembocadura del Tajo y del puente 25 de Abril.
Torre de Belém
La Torre de Belém es uno de los iconos de la ciudad. Esta torre formaba parte del sistema de defensa de la barra del Tajo y de la ciudad de Lisboa concebido por el rey João II, aunque fue construida durante el reinado de Manuel I, entre 1514 y 1519.
Esta torre, dividida en torre y baluarte, es un ejemplo de la arquitectura militar de transición entre la Edad Media y el Renacimiento y es un referente del estilo manuelino. La torre es muy austera en su interior (se puede visitar completa, desde las mazmorras hasta la torre), pero su exterior está lleno de detalles naturalistas inspirados en las nuevas colonias.
Está situada sobre la antigua playa de Restrelo, desde donde partían las carabelas en sus expediciones hacia otros continentes.
La torre de Belém fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.
Exposición del Mundo Portugués
La Exposición del Mundo Portugués de 1940 fue un revulsivo para este barrio, transformándolo para traerlo al siglo XX. La exposición, el mayor evento celebrado en Portugal hasta la EXPO del 98, conmemoraba las fechas del origen (1140) y de la Independencia de Portugal (1640), con pabellones temáticos que repasaban la historia, las actividades económicas, la cultura, las regiones y los territorios de ultramar de Portugal. Brasil fue el único país extranjero invitado.
Aún podemos encontrar algunos de los pabellones y monumentos que se construyeron para este fin y que no fueron derribados tras su clausura, como el Museo de Arte Popular o la Plaza del Imperio.
Junto a la orilla del rio encontramos varios de estos pabellones, el Espejo de Agua, convertido en un club privado, o el que alberga el Club Naval.
El Museo de Arte Popular ocupa otro de los pabellones que ha llegado hasta nuestros días, el de «Vida Popular». Situado entre el Monumento de los Descubrimientos y la Torre de Belem alberga una interesante colección de murales sobre las diferentes regiones del país y colecciones de artesanía, instrumentos musicales, trajes tradicionales, etc.
Planetario Calouste Gulbenkian
Detrás del Monasterio de Los Jerónimos encontramos este edificio construido a mitad de los 60 y renovado en 2004, el Planetario Calouste Gulbenkian.
En su cúpula de 25 metros de diámetro, diseñada por el arquitecto Frederico George, podemos disfrutar de proyecciones del cielo nocturno con más de 9.000 estrellas, y la Vía Láctea.
Una visita al Planetario puede ser un buen plan para hacer con niños en Lisboa.
Explora más allá
Belém tiene tantos atractivos que está lleno de turistas, pero si te alejas un poco de la Rua de Belém y de las atracciones principales puedes sentir la auténtica esencia de este barrio.
Si buscas un poco de calma, puedes comprar algo para llevar y comértelo tranquilamente en alguno de los hermosos jardines que encontrarás en la zona, como el Jardín Botánico o el Jardín de Vasco de Gama. O puedes perderte por sus tranquilas calles empedradas y disfrutar de sus alegres casas con coloridos mosaicos.
Para sentir el latir del barrio aléjate del tumulto. Sube por el lateral del Jardín Botánico Tropical hasta la Iglesia de la Memoria. Frente a ella encontrarás una pequeña playa con un restaurante de comida casera en donde podrás comer tranquilamente un rico plato del día sin turistas a tu alrededor.
Y de guinda, un pastel
Nuestro último descubrimiento es para golosos. Una visita a Belém tiene que empezar o terminar con unos pasteles de nata.
En la rua Belém te encontrarás con una sucesión de pastelerías donde probarlos, pero si quieres degustar los auténticos, ármate de paciencia y ponte en la cola de la pastelería Pastéis de Belém (no tienen pérdida: sus toldeos azules y la larga cola te lo indicarán) donde producen estos deliciosos dulces desde 1837 con su receta secreta que proviene del Monasterio. ¡Manjar de dioses!
No te quedes corto pidiendo ya que están tan deliciosos que querrás repetir y llevarte algunos a casa.
¿Te gustaría descubrir el Barrio de Belém? Te hemos preparado una oferta irresistible para que disfrutes de Lisboa.